La mañana estaba rara: tan pronto soplaba un vientecillo fresco como de repente apetecía sacar el abanico. El pronosticaban de tormentas y lluvia no nos desanimó para citarnos en el Museo Thyssen y visitar su gran oferta: tres exposiciones a cual más interesante.
Empezamos con "La memoria Colonial."
Según los comisarios "un tema muy polémico que va
a interesar a mucha gente para verla con sus propios ojos y juzgar por ellos
mismos".
El sistema colonial está
en la raíz de la modernidad occidental y su legado sigue afectando a las
relaciones humanas y geopolíticas en todo el mundo.
Los comisarios han tenido el acierto de
combinar cuadros de época con obras de autores contemporáneos, cuyo discurso es
muy diferente.
Artistas de vanguardia de principios del siglo XX desde Picasso a Gaugin o Mueller, representan a
"la mujer como último
vínculo con la naturaleza".
La muestra invita a ponerse otra lente y no mirar el mundo solo con una visión
eurocéntrica.
Y mirando esas dos curiosas obras, telas pintadas y con bordados de animales que representan la selva que está desapareciendo por la intervención del hombre. pasamos a la siguiente exposición. Esta
exposición de Rosario De Velasco reúne una treintena de pinturas de
los años 20 a los 40 del siglo pasado. Gracias al llamamiento en redes y prensa de su sobrina nieta, se han localizado cuadros que estaban en paradero desconocido, la mayoría propiedad de particulares; algunos de ellos los han cedido para exponerlos.
Su nieto recuerda a su abuela como una mujer culta, amante de los
deportes, la montaña y el cine, que pintó casi hasta el final de sus días,
además de ferviente católica, que es lo que le llevó a militar en la Falange.
A pesar de múltiples reconocimientos y galardones, su obra, que conjugó tradición y modernidad, se convirtió en una gran desconocida para el público general.
“A
partir de los años 60, su estilo se vuelve cada vez más libre. En los 70, su
técnica habitual, óleo sobre lienzo, dará paso al óleo sobre papel, desarrollando
de forma aún más personal su obra de la última etapa. El mar y la luz
mediterránea cobrarán también un gran protagonismo”.
Rosario perteneció a la generación del 27, su obra se
abrió a las vanguardias de la época y se relacionó con del Grupo de las “Sin Sombrero,” mujeres que a pesar de estar mal visto que las
mujeres en su época se quitasen el sombrero en público, ellas, como un símbolo
de rebeldía, se lo quitaron y salieron a pasear a la Puerta del Sol de Madrid
para que todo el mundo las viera. Reclamaba independencia, autonomía, y poder
acceder libremente a formación intelectual como los hombres.
Las últimas salas, dedicada a la magnífica y
versátil ilustradora que fue, muestran dibujos realizados para Cuentos a mis nietos de Carmen Karr.
También los realizados para
Cuentos para soñar, de María Teresa León.
Rosario
de Velasco siguió pintando hasta los años 80. De ella
misma decía: “Soy moderna sin exageración y sin ismos.
Y aún nos quedaba por ver una exposición más.
Al estadounidense Robert Nava (1985), se le asocia con el término 'bad
painting' ('mala pintura' en castellano) por ser autor de piezas que
"desafían los cánones clásicos del buen gusto", según explica el
Museo.
Se trata de la primera exposición monográfica
del artista estadounidense en un museo y cuenta con una selección de 17 piezas
de gran formato.
Estas piezas, representativas de la producción
más reciente de Nava entre 2019 y 2024, se destacan por su estilo pictórico,
rico y vigoroso.
Su pintura figura dentro del neoexpresionismo, destacándose por su libertad creativa. Se alimenta del eclecticismo, combinando arte popular, fuentes históricas, kitsch y tradicional, junto con las fantasías personales del artista.
A través de su arte, el artista refleja una
energía distintiva, junto con una capacidad casi infantil para la fantasía y la
creatividad.
Al mismo tiempo el autor invita al espectador a
reflexionar sobre temas como la pérdida de la inocencia y su recuperación.El distintivo estilo de Robert Nava surge de su
deseo de desaprender y romper con las normas y convenciones aprendidas durante
su formación.
Nava cuestiona la pintura a través de
métodos y estrategias consideradas «incorrectas» o «feas», buscando abrir
nuevos canales de expresión artística.Lo que es indudable es que no deja indiferente y son divertidas.
Y con un paseo rápido por las salas permanentes del Thyssen dimos por finalizado el maratón de exposiciones pasando a otras cuestiones: coger un autobús para acercarnos hasta Chueca.
Ya en la plaza hicimos un alto para tomar un vermú en un local añejo, de esos que tanto nos gusta: Taberna de Ángel Sierra.
La Buha, el restaurante que teníamos reservado para comer estaba muy cerca, por suerte, porque empezaba a chispear.
Cuando terminamos de comer ya llovía de verdad y nos metimos en un café, Secret, para hacer la tertulia y rematar la última salida TAF de la temporada.
Y con un día tan aprovechado y agradable nos despedimos hasta la vuelta de las vacaciones.
¡Feliz Verano!