EPONINE III
De repente
traes el cielo con tus
ojos,
y apareces, espíritu
desconocido,
como una diminuta
estrella fugaz en medio
del orbe apagado
de mis sueños.
EPONINE V (21x3)
Tú,
ángel con el mediodía,
me creaste y
me has amanecido;
tú,
enorme como
la magnolia abriendo,
me has vestido de
viento y lago,
y aun me llenas
con luz o mariposas blancas.
Tú,
templo inmarcesible
de azul redondo,
sólo y siempre tú,
fuego y pan,
trazaste
mi frente
y me envolviste en seda,
me desplegaste el
alma y las alas,
amor mío,
tú me has curado y
me has amarrado invicto…
¡Oh, tú,
Sí, siempre has sido tú!
4 comentarios:
Enhorabuena María. Me han encantado los dos por igual.
Son preciosos, con unas metáforas muy acertadas y sugerentes.
Besos
¡Qué gusto da leer buena poesía!
Es cierto que el amor siempre nos amanece, lo reflejas perfectamente en estos versos nada tópicos. Enhorabuena y sigue mostrándonos tu trabajo, por favor.
Preciosos poemas, gracias por compartirlos con nosotros. Me parecen muy íntimos y profundos.
Besitos de luz
Publicar un comentario