Hace más de
un año que Maté se
adentró en el taller de vaciados de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando para realizar su nuevo
proyecto, 'Canon'. En la instalación
laberíntica el artista reflexiona sobre los actuales cánones de belleza y
moralidad.
“La idea
es demostrar, con leves cambios que, aunque parezca mentira, este canon griego
sigue vigente abriéndose paso en la sociedad de otras maneras."
Maté se atreve con los vaciados más célebres para inventar su propia mitología
actualizada: Venus hermafroditas o Discóbolos negros colocados
estratégicamente en el laberinto.
Un total de 15 figuras, muestran cómo se altera el discurso cuando Apolino,
copia de una copia de la obra de Praxíteles, se transforma en Apolina,
lo mismo ocurre al enfrentarse a un Adonis con síntomas de obesidad o una Venus de
Médici hermafrodita.
A modo de
laberinto como metáfora visual de lo azaroso de la existencia humana, los
espectadores tienen que “encontrar sus propios monstruos o límites para
aprender a conocerse a sí mismos”, explica Maté. Para ello se irán encontrando
con un conjunto de reproducciones escultóricas recientes realizadas por el
artista en la Real Academia que se contraponen con
cinco reproducciones prestadas para la ocasión por el Museo Nacional de
Escultura.
En esta obra
sobre las copias o reproducciones, Maté se adentra en un
concepto amplio: el del canon, “una normativa que no sólo es estética. En
realidad hay un canon religioso, un canon moral, un canon legal… Lo que pretendo es que el
visitante se refleje en estas normas. Pensamos que vivimos un concepto de
libertad y, sin embargo, este canon y estas normas continúan vigentes”.
Para un
artista que nunca había modelado esta ha sido una oportunidad única,
La idea
era trabajar en el mismo taller de donde han salido las figuras con las
que se han formado tantos artistas:
el taller
de vaciados de la Real Academia
“lo que he
hecho es un máster en escultura, gracias a los expertos que no solo me han
ayudado a sacar los vaciados y a modelarlos, con ellos he analizado el proceso
y la forma de enfrentarme a cada figura."
Finalizada la visita, pasamos por la cercana iglesia de Las Calatravas para volver a disfrutar de su imponente retablo y ver, en uno de los muros de una pequeña capilla, los planos originales del proyecto arquitectónico.
Y como era pronto, decidimos acercanos hasta la Fundación Telefónica.
Hace
más de cien años nacía la cámara Leica (combinación de las palabras Leitz, por
el apellido de su propietario y Camera). Su lanzamiento, forzado a
posponerse hasta 1925 debido a la Gran Guerra, supuso mucho más que la mera
comercialización de una nueva cámara, cambiando de un modo radical la manera en que registramos la
realidad.
A través de la obra de autores como Cartier
Bresson, Paul Wolff, Bruce Davidson, Capa o Robert Frank, y de
documentos que dan cuenta del proceso de desarrollo y construcción llevados a
cabo por su inventor Oskar Barnack, esta exposición pretende ser un homenaje a
una tecnología que cambió el modo en que vemos el mundo. Una revolución.
La exposición “Con los ojos bien
abiertos. Cien años de fotografía Leica” pretende mostrar, por primera vez, el notable cambio que la
invención y la comercialización de la cámara Leica supusieron para la
fotografía. Como esta cámara pequeña, fiable y versátil, equipada con un
objetivo de alta resolución diseñado específicamente para ella por Max Berek,
marcó un cambio paradigmático en la historia de la fotografía.
No solo facilitó el acceso a los
aficionados, a los neófitos procedentes de sectores no profesionales y a las mujeres
emancipadas, sino que gracias a la nueva cámara con un objetivo retráctil, con apenas
400 gramos, fácil de manejar y de transportar en el
bolsillo, la Leica posibilitó tomas espontanes, dinámicas y
flexibles imposible hasta entonces, de manera que la fotografía se convirtió
en un componente natural de la vida cotidiana.
Una nueva generación de fotógrafos de prensa
apostó así por la Leica, en particular por su versatilidad para hacer realidad
el principio fundamental del reportaje: narrar un acontecimiento mediante
imágenes individuales que se complementan.
Después de tanto arte, nos dispusimos a emprender acciones más mundanas: un agradable paseo hasta "El tigre" para tomar un suculento aperitivo, que ya era hora.
Después toca el turno de la comida; dimos con un restaurante estupendo en la calle Libertad: "Momo", presenta una carta muy variada con platos bien presentados y elaborados. Servicio rápido y eficiente. Muy recomendable.
Ya sólo quedaba el café; decidimos tomar el bus y acercarnos a nuestros "dominios tertulianos."
Ya sólo quedaba el café; decidimos tomar el bus y acercarnos a nuestros "dominios tertulianos."
Concluidas las gestiones, asuntos propios de la tertulia, incluso alguna lectura, comentamos a fondo el éxito, uno más, de la presentación de nuestro último libro. Brindando con una copa de sidra bien fresquita, rematamos un agradable y bien aprovechado día.
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