SIN FANTASMAS
De
repente la vida es un baile grotesco;
muerden
en las farola los fantasmas del tiempo
y
un clamor de silencios se me pega en la lengua.
Se
prepara una lluvia de amargor y de ortigas;
lo
presiento en el cielo tan cargado y eléctrico,
lo
presiento en las manos que con dedos de cieno
se
apelmazan de barros en futuros inciertos,
lo
presiento en el aura de las ramas que el viento
mueve
como si fueran esqueletos de ausencias.
Y
el pasado..., ese borde que apesta como un muerto aferrado a la piel de los sueños.
Quiero despedazarlo.
Quiero
hacerlo jirones y olvidar su existencia.
Soy
un niño que nace. Todo debe ser nuevo.
la
camisa, los ojos, el camino, las nubes,
el
silencio, la noche, la soledad, la vida...
Hasta
el recuerdo mismo debe ser algo nuevo;
algo
que ya no duele, como un árbol al viento
que
estremece sus hojas con emoción risueña.
Sin
fantasmas que llenan con su lastre mi cuerpo
EMILIO BALLESTEROS
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