BUENA
DECISIÓN
Mareko no estaba acostumbrado a recibir regalos.
Sentado en una silla alta
para llegar a la mesa, había ante él varios paquetes que no se atrevía a tocar.
¡Tenían un papel tan bonito!
–
¡Ábrelos,
cariño! –Le dijo su madre.
Con cuidado, despacio, fue deshaciendo uno a uno todos
los envoltorios y dejando a su izquierda, cuidadosamente doblados, los papeles.
Este año la nueva Organización de Ayuda al Refugiado,
había decidido que los obsequios para
los niños tuviesen bonitos envoltorios.
Su dedo fue señalando en silencio: una naranja, una
manzana, un plátano, una tarrina de natillas, otra de arroz con leche y dos
vasitos de yogur.
No decía nada, contemplaba extasiado sus regalos. Su
madre se decidió a preguntarle:
–
¿Qué prefieres
tomar primero?
–
No sé –respondió
Mareko, preocupado.
–
¿Por qué, cuál es
el problema?
– ¡Es que tengo
“muchas” comidas! Voy a ir a buscar a mi amigo Mizan para repartir tantas
cosas. Quizás a él no le han regalado nada.
Marisol Mariño
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