MENÚ
ESPECIAL
Toda
la vida me he matado a trabajar en Navidad. La última vez que nos reunimos me
juré que nunca más.
Un año
tras otro –les dije a mis hijos– cocino para veintiséis personas. Ni papá ni yo estamos ya
para eso.
–No os
preocupéis –respondieron– La próxima Navidad vendremos todos
con algo preparado. Vosotros sólo tendréis que comprar el vino y el cava.
¡Qué
alegría nos dieron! ¡Al fin unas Navidades sin cocinar! Ni gastar, que esa es
otra.
Pero
en 2020 tuvo que venir la pandemia, a fastidiarme. No podíamos reunirnos. Cada
uno se quedaría en su casa. ¡Para una vez que me iban a hacer la cena!
Mi
marido me consoló con una solución fácil y sencilla: “cenaremos huevos fritos
con patatas”.
Y eso hicimos. Desde entonces lo
celebramos así. Han sido las tres Navidades más tranquilas y felices de nuestra
vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario