TAF SE MUEVE: CIUDAD FINANCIERA DEL BANCO DE SANTANDER


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Esta ha sido la última salida de TAF de este curso.
A primera hora de la mañana nos dimos cita en la sucursal del Banco de Santander de Paseo de la Castellana, frente al Bernabeu, donde nos recogería el autocar para realizar la visita que nuestra compañera, Carmen Baranda, tenía concertada desde meses atrás; tuvo que facilitar los datos de todos los que íbamos a asistir, así como los números de D.N.I., domicilio, etc. Todo muy formal y controlado. Había más gente esperando el bus que llegó puntual y fuimos enseñando el documento de identidad para acceder. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa al ver que uno tras otro todos los integrantes de TAF que habíamos confirmado asistencia reiteradamente no estábamos en la lista que llevaba la guía! Aun así nos aseguraron que no nos quedaríamos en tierra. Carmen justificó con los mail intercambiados con la entidad que estábamos todos debidamente apuntados con mucha antelación y confirmado un par días antes; la guía comentó, ante nuestra perplejidad y consiguiente disgusto, que a veces no les mandan las mismas listas a ellos que a las oficinas, lo que aún nos sorprendió más. Tanta seguridad y tanta burocracia no casan bien con la falta de organización y coordinación. 
Finalmente y tras completar la lista con nuestro nombres nos encaminamos a Boadilla del Monte, localidad en que se encuentra la Ciudad Financiera. 
Tras pasar los controles de seguridad y registro del autobús antes de entrar el Complejo Financiero, fuimos viendo campos de olivos, muchos de ellos centenarios y hasta alguno milenario, procedentes de Granada, magníficos ejemplares de tronco retorcido y enorme copa y otros de ellos italianos traídos de la región de Calabria, muy distintos de los españoles al mostrar un porte mucho más esbelto y con pocas ramas al final de los mismo. 
Según la guía hay tantos olivos allí por ser el símbolo de la empresa (resistentes, fuertes, fructíferos); tienen incluso su propia producción de aceite. También vimos el impresionante campo de golf, que resulta ser el segundo en extensión de los de España y uno de los mejores del mundo, por lo que es visitado por importantes personalidades.
La arquitectura, nos explicaron,  integra los distintos edificios perfectamente en el paisaje, formando una unidad de estilo y los materiales utilizados corresponden a las funciones para las que están destinados; una construcción que simula una ola y se supone que une dos edificios, en recuerdo de  El Sardinero, la conocida playa de Santander. Aunque todo esto a ojos vista no nos pareció tan claro e integrador... Los únicos que si cumplen con la función-contenido son los dos bunker en donde se guardan los documentos relacionados con la empresa. Tampoco vamos a entrar en más detalles. 


La gran desilusión llegó al visitar la exposición, que era el principal motivo que nos llevó allí.                                     



Esperábamos contemplar y disfrutar de la magnifica colección permanente. Sin embargo, solo pudimos ver en el sótano, del edificio donde está ubicada la galería de Arte, la  colección privada de Luis Paulo Montenegro, de Brasil. 


Al parecer la permanente la estaban preparando para llevarla a Santander, a la sede central del Banco.





De la colección en sí, de arte moderno, pocas novedades ya que eran cuadros de artistas en su gran mayoría sudamericanos, y nuestros museos nos los habían dado a conocer en otras ocasiones, salvo algún reencuentro feliz con alguno de ellos, poco más hemos de destacar. En realidad resulto una gran desilusión.
Al terminar hicimos un recorrido panorámico desde 
el autocar y nos sorprendió la extensión de la Ciudad, pues en realidad tiene de todo allí. 

Además de las oficinas, hay un edificio para alojar a los estudiantes que vienen de fuera para hacer aquí sus practicas; consultorio médico, guardería, supermercado, gimnasio, jardines y mucho campo, cuidado, por supuestos. Pudimos ver incluso conejitos corriendo por allí, aunque no logramos averiguar si estaban como invitados, ocupas o haciendo algún master financiero.


Así pasamos la mañana y tras un largo rodeo regresamos al Paseo de la Castellana un tanto decepcionados, pues eran otras nuestras expectativas, pero contentos, por estar juntos. Como había pasado tanto tiempo desde el desayuno abordamos el aperitivo con alegría y buen apetito.


Y como no todo va a ser arte y literatura nos dimos una vuelta por el centro comercial Moda Shopping, unas mirando tiendas y otras las fotos del viaje de Fede a Rusia, mientras hacíamos tiempo para comer. 

Al final, por no aguantar colas para sentarnos optamos por el Wok, donde cada uno probo y comió lo que le apetecía del extenso bufete.  

Parada obligada para el café. Y antes de reunirnos con los compañeros pasamos por la exposición del C.C. Buenavista, donde se exponía un cuadro de Graziela y dos de Alejandro. 




Llegamos con tiempo para encontrar a Celia, Begoña y Alejandro en alegre charla. Abordamos la tertulia con cuentos, comentarios, risas y acuerdos sobre los próximos trabajos y publicaciones.

Y nos despedimos, con esta última salida del curso 2017-2018, pues algunos han tomado ya sus vacaciones y a partir de ahora las tertulias quedaran en suspenso hasta el próximo septiembre. 

Los que seguimos en Madrid aun nos veremos de vez en cuando, pero por el mero hecho de encontrarnos, charlar y tomar un refresco, pues la verdad es que durante el periodo estival hay que desconectar de las rutinas aunque no de los amigos.
Ya tenemos preparadas una serie de entradas para amenizar el blog este verano, que promete ser muy poético y esperamos os refresquen las tardes estivales.

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