LA
ESPERA
Como siempre hacía
esperé frente a la puerta del colegio a que apareciera mi chica, hoy mucho más
impaciente que de costumbre: era nuestro aniversario. Salían atropelladamente;
Bea, al verme, levantó su mano y me dedicó una gran sonrisa. Yo corrí a su
encuentro al tiempo que recibía un fuerte topetazo.
Entre la confusión de
ruidos y murmullos creí escuchar a lo lejos la melodía de la cajita de música
que le iba a regalar a mi amor. ¡Béeeesame, bésame mucho, como si fuera esta
noche la última vez….!
¿Qué te has hecho,
chaval? ¿Te encuentras bien? Me preguntaba Juan, el conserje del colegio, y
trataba de ayudarme a levantar del suelo.
¡Jose, vamos ya!
escuché claramente que me llamaban y me esforcé en despabilarme y abrir los
ojos. Hoy llegas tarde al colegio. Venga, que tienes el desayuno en la mesa y
se va a enfriar…
Me senté de golpe en la
cama. La cajita de música estaba a salvo en la mesilla y di un suspiro de
alivio, aunque una duda aún me rondaba ¿Le gustaría a Bea el regalo?
Celia Muñoz de Unzúe
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