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TAF SE MUEVE: REAL JARDÍN BOTÁNICO.



Con el nuevo curso hemos inaugurado nuestras salidas y con ellas este espacio. En esta ocasión y para disfrutar del otoño quisimos hacerlo cerca de la naturaleza, pues no sólo de arte y literatura se nutre TAF.

La mañana, con un cielo que amenazaba lluvia, se mantuvo seca y nos permitió pasear tranquilamente entre flores, plantas y árboles. Lo hicimos en compañía de Javier, el guía  que nos asignaron y que fue descubriendo para nosotros la historia del Real Jardín Botánico de Madrid. Nos explicó su distribución en terrazas temáticas y recorrimos las distintas zonas; paseamos entre las dalias, que ofrecían un maravilloso espectáculo de color, y supimos que es una flor comestible, y que hace muchos años que en Europa se utilizaba como alimento. Un pájaro también captó la atención de nuestra cámara con sus trinos, envidioso de que sólo prestáramos atención a las flores
Vimos árboles singulares, como el árbol de amor que se puebla de flores antes de que nazcan las hojas, que tienen forma acorazonada y como es de la familia de las leguminosos al final se llena de vainas. En esta ocasión todavía estaba frondoso y sus hojas aún eran verdes.
Junto a la que antiguamente era entrada principal y por la que unicamente pueden pasar personalidades de sangre real, se alza un imponente olmo centenario que celebra ahora su cumpleaños y por eso se muestra orgulloso y engalanado con graciosas colgaduras, que por las noches se iluminan, para acrecentar su belleza; una curiosa y simpática costumbre para destacar y homenajear a los vetustos "residentes".
  
La zona de las plantas aromáticas nos gustó mucho, pues pudimos disfrutar de los distintos aromas que ofrecen, conocer algunas de sus cualidad y utilización, descubriendo que el mal uso o el abuso de algunas puede llegar a ser tóxicas.


Paseamos por la huerta, entre
guindillas, pimientos, tomates, lechugas, repollos, preciosos ricinos, etc. etc.
 


Vimos tejos impresionantes, y supimos que una parte de sus ramas producen una sustancia que se utiliza en la cura del cancer y que lucían espléndidos adornados por llamativos y jugosos frutos, pero cuidado, son venenosos, como nos explicó nuestro guía, así como otros datos y anécdotas unidos a este árbol que se asocia a la cultura Celta.




Miramos al cielo para contemplar las secuoyas; la dama de bosque o el ciprés más antiguo del jardín.




También pudimos observar algunos de los enemigos de los árboles, como un hongo que los va horadando y los mata poco a poco, como están haciendo con un almez.



El Gingo, los olivos, acebos, liquidambar, que ofrecía la imagen más otoñal con sus tonos amarillentos, magnolios, etc. etc.

Todo esto y mucho más amenizado con datos históricos, curiosidad, mitología, hicieron que la hora y media que duraba la visita guiada se nos pasara sin sentir.



Al finalizar esta, pasamos por los invernaderos viendo la colección de cactus y otras crasas, para internarnos en una especie de selva, con nenúfares y orquideas. 




Después hicimos un corto recorrido por la zona de bonsais, pues ya era tarde y empezábamos a tener hambre.



Como veréis en otoño, como en cualquier otra estación, es una visita muy recomendable, pues según la época del año  los colores y  la flores cambian la fisonomía de este maravilloso Jardín. 



Cansados del paseo finalizamos la mañana comiendo en Quevedo, en la esquina de la calle Lópe de Vega.

Después, recuperados y con el estomago llego pudimos seguir disfrutando de la salida caminando por el Barrio de las Letras, que no es la primera vez que TAF lo transita. 

A destiempo


Después de saludar a Lorca y Calderón, en la Plaza de Santa Ana, se imponía un café y al bus para llegar a la tertulia, donde nos esperaban los que no habían podido asistir a una mañana tan completa y placentera. 
Un día estupendo que terminamos con los ojos colmados de colores otoñales, cansado, pero muy contentos de seguir disfrutando juntos de estas salidas que tan bien sientan al grupo.