Marzo
Esta tarde
oliva y ceniza
de bares
cercados
por
recuerdos inatrapables,
esta tarde
de resistencia
donde veo el
viento
recorriendo
una ciudad abandonada;
insisto,
esta tarde,
no es una
tarde en invierno
sino una
ventana, algo más cálida,
enmarcando a
un niño
que juega y
no llora
pero que ya
huele a lluvia.
Esta tarde
no llueve
pero ya es
un jardín
de flores
fantasmales
y entre
ellas
se mueve una
vida secreta,
danza por
sus rincones.
Hay cuerpos,
o sombras,
o almas
y hay risas,
o muecas,
o sollozos.
Hay una
tarde
que se está
burlando de mí,
paseante
solitario,
porque solo
busco un Café
donde
fraguar un verso.
Pero ya ha
cerrado el invierno,
ya han
ardido las cantinas,
ya es tarde
para la
ciudad vacía.
(Marcos Callau)