Mostrando entradas con la etiqueta Postal 10. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Postal 10. Mostrar todas las entradas

Postal nº 10

 
En verdad te digo, Devesa de Curueño, un pueblecito rural de la provincia de
León, tirando p'al Norte, todavía tiene vacas...como otros tantos y
similares por el estilo. Y yo siempre quiese ser una de ellas. En verdad te
digo. Sí, porque la vaca es un animal tan noble y generoso -nos lo da todo,
como el cerdo, pero son mucho más limpias que el puerco- que me encanta
porque somos como primos-hermanos: yo también soy noble y generoso, lo que
pasa es que no sé cómo hacer constar mi generosidad porque no tengo un
chavo.
En verdad te digo...
 
De pequeño, cogía dos palos de avellanar, pulía sus extremos inferiores como
si de dos pezuñas se vaca se tratara y me iba detrás de ellas caminando al
igual que ellas, dando esos pasitos quedos pero firmes, una pezuña de atrás
sin pisar a la de adelante, a un ritmo tipo Bolero de Ravel, en su primeros
compases.
Ellas se daban perfecta cuenta de lo que yo hacía y aspiraba a ser y me
acogieron como una vaquita más, mugiéndome y  lamiéndome con cariño;
haciéndome, a veces, un corro y moviendo la cola-quita-moscas al mismo
compás. 
¡Qué ratos tan maravillosos de la infancia vacuna mía..!
En verdad te digo.
Y, además, en Devesa de Curueño, un pueblecito que todavía tiene
vacas...como muchos otros tantos y similares por el estilo.
¡Ay, las vacas de Devesa, cómo me embelesan, muuuu!
 
Iñaki