El museo Thyssen-Bornemisza presenta hasta el 22 de mayo esta exposición, la primera monográfica que se le dedica en España a Jean-Léon Gérôme (1824-1904) Uno de los pintores franceses más famosos de su época, provocó numerosas polémicas y recibió acerbas críticas, sobre todo por defender las convenciones de la pintura académica, que languidecía ante los ataques de realistas e impresionistas.
Gérôme fue un creador de mundos pictóricos totalmente nuevos; pintar la historia, pintar historias, pintarlo todo, tal fue su gran pasión. Al público le intrigaba de sus cuadros la constante interacción de valores y géneros, que se fundían en una estética de efecto collage. Su capacidad para crear imágenes, para ofrecer una ilusión de realidad mediante artificios y subterfugios, se pone de manifiesto en unas obras que tienen un acabado perfecto, pero no son perfectas.
Con La pelea de gallos Gérôme se presenta en el Salón oficial de 1847 y recibe una medalla de tercera clase; comienza entonces una carrera de éxitos profesionales y gran reconocimiento social. La obra recoge las características de la escuela llamada Neogriega, integrada por varios discípulos de Delaroche y Gleyre, de la que Gérôme será cabeza.
Gérôme realiza varias expediciones a Egipto y Oriente Próximo atraído por lo romántico y literario del mundo árabe. La meticulosa atención que pone en las arquitecturas, vestimentas y tipos, hacen de estas composiciones teatrales auténticos documentos etnográficos que acercan una cultura exótica y sugerente para el público occidental.
Gérôme sabía representar la historia como un espectáculo dramático y el espectador pasa a ser testigo presencial de hechos acaecidos en todas las épocas, desde la Antigüedad clásica hasta su propio tiempo eligiendo cuidadosamente los temas con la intención de crear imágenes que fácilmente se convierten en iconos visuales de la cultura popular
Para los amantes del cine supondrá un auténtico placer contemplar las impresionantes pinturas en estrecha relación con el espectáculo y el teatro. Muchas recreaciones de escenas históricas del cine de “romanos” están inspiradas en sus lienzos.
También se interesa por la escultura pero no se consagra a ella hasta 1878. Apoyándose en los descubrimientos arqueológicos del momento concibe sus esculturas para ser policromadas: las figuras parecen así cobrar vida. Gérôme disfruta convirtiéndose en un moderno Pigmalión. En los años ochenta y noventa el propio taller del artista es tema recurrente en sus creaciones: son muchas las referencias cruzadas entre la obra pictórica y la escultórica.
1 comentarios:
Me encantan las reseñas sobre las exposiciones pictóricas. Son una selección de lo mejor que, regularmente, se expone en Madrid.
¡Gracias por tus recomendaciones y sigue informándonos tan puntualmente y tan bien!
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