Postal 14

No es Benidorm. Ni por asomo... Es Mónaco, súper-explotado 

urbanísticamente pero con decenas de maravillosos rincones

que son los que guardan su verdadera esencia.
Por ejemplo, el Casino-ópera-escuela de danza y sede de los

Ballets de Monte-Carlo. Un edificio de Estilo Imperial, 

semejante a la Opera de París. Por dentro, sus frescos son 

barrocos y es lo más interesante, aparte de poder perder unos

cuantos millones de euros, que eso siempre da mucha emoción a 

la vida, sobre todo, actualmente...
También es esencia de Mónaco el Museo Oceanográfico, del 

popularísimo Jacques Cousteau, en cuyo interior coexisten un 

estupendo acuario con un museo naval de lo mejor de Europa. 

La ciudad vieja conlindante y sus maravillosos jardines 

afrancesados no le desmerecen.
No nos perdamos visitar los hoteles Hermitage, Hòtel de Paris

y el Hotel Metroplole, con sus modernas galerías comerciales

y tiendas de ropa de las grandes marcas. 
Y hablando de grandes marcas, es alrededor del Hôtel Hermitage

donde se encuetran las delegaciones monegasgas de Valentino, 

Cucci, Pierre Cardin y similares.
El Grimaldi Forum es otro edificio a tener muy en cuenta: 

es un moderno y acristalado palacio de congresos, muy cerca del 

museo de los muñecos mecánicos, otro lugar para no perderse, uno

de los mejores en Europa de su estilo.
Todo esto, más el puerto deportivo, los dos jardines japoneses, 

los magestuosos transmediterráneos que recalan en él, la exquisita

educación y elegancia de sus gentes y los continuos eventos y fiestas

en discotecas tan exclusivas como Jimyzz hacen de Mónaco uno de los 

países más encantadores del mundo. 
¡Ah!, y tiene dos coquetas playas públicas y una privada, la del

Hotel Meridien...
¡Ay, Monte-Carlo! ¿Por qué te querré tanto..? Ya lo sé...

porque nací para ser marqués...

Iñaki Ferreras