"VERSO A VERSO": ANTONIO GUTIÉRREZ

Con este poema nuestro amigo Antonio Gutiérrez ha obtenido el premio Río Ungria, convocado por la Diputación de Guadalajara, le agradecemos que lo comparta con nosotros y aprovechamos su publicación para felicitarle por el galardón.


 “MARES QUE NO FUERON”

Lema: Sidalia

Y desde mi ventana veré la calle rota,
el aire que no pesa como antes,
la cigüeña sin norte, el campanario,
el muro florecido de oraciones,
la torre y la paloma.

Me asomaré y quemarán mis ojos las esquinas
y una mancha de adioses,
callará su pecado ante mi olvido.

Allí, la sombra abierta,
las huellas de papel,
el dolor escribiendo silencios a tu espalda,
la caricia y el viento, delimitando cielos infinitos,
abismos vacilantes y confusos
que han de morder tu arena, hasta deshabitarte.

La existencia se cierra,
se cierra la claridad rendida,
la hipócrita paciencia se disfraza
y vuelve, sutilmente, el ardid del eclipse,
a inventar un beso sobre tu corazón de espumas.

Te pido la tristeza,
la dulce resignación de cada anhelo,
el perdón y la súplica
que hoy vuelven a ser escarcha en otros pétalos,
polvo de otros caminos
donde, en fatal ceremonia,
se mueren las gaviotas de este ocaso.

Ya la duda se fue
y no sé, si debo darle a los cisnes otro espejo
o dejar que en mi piel
se pose la caricia de la hierba,
el recuerdo abolido por el viento,
la oscuridad silente de un futuro plagado de preguntas.

¡Oh, mares que no fueron!,
si no subo a tus olas la sangre se detiene,
arena que se ceba en tu cintura,
horas que no caminan
y en ciego balbuceo vuelven a ser contadas.

Más allá del cristal, el destino se esconde,
la oración sin final, el presagio,
la sombra que acaso se hizo luna,
sucesivos auspicios de celestiales sueños,
estambre o soledad de algún relámpago,
donde los dedos tocan,
el vuelo inquisitivo de las nubes.

Viajeros a la nada,
el frío dibuja lutos en mi alba,
designios de atardeceres imposibles,
donde el laurel y la súplica,
en desvalido abrazo,
vuelven a la estela azul de la lluvia,
para reinventar el gozo de la última inocencia.

Pienso, ahora, en el desnudo aliento de las flores,
en el pulso de un aire invertebrado,
en el inédito labio de los dioses
que en voz de ruiseñores,
la tierra abrieron con su promesa.

De mi lado ya se fueron las rosas
y el sol que, en soledades,
nunca fue brújula en la brumas,
para la senda amarga del exilio,
por donde vagan los sueños indefensos,
la indeleble llama del miedo y la clausura.

Alerta viviré sobre esta huella,
arropado por la ingrata indiferencia, tras estas paredes
que ocultan la costumbre del retorno,
la lúcida inminencia de aquella hermética mirada
que ahora, ausencia al fin, la huída esboza,
hacia el regazo inexorable de la noche.

No volveré al silencio,
ni a la presencia de aquella soledad huidiza,
de aquel suspiro de azares
que el tránsito ilumina hacia la paz.

Cuando se hayan apagado las palabras,
el disfraz donde la voz reinventa otra mañana,
la máscara del traidor que ya se sabe olvido
y en brillo prematuro
se repite el alborozo de la estrella
cuando la última sonrisa,
rinda pleitesía ante el pálido asombro…
la sangre inventará alas,
irremediables cautiverios embriagados de sangre,
trazos de desmemoria, dóciles soles
en busca de de pretéritas ausencias.

Llegó el momento, ¡oh sombra!, de escucharte,
de agitar los pañuelos ante otros ídolos,
de desnudarse de temblores postizos, ante otras luces.

Por eso, ahora, te sueño
y me rindo ante la travesura del ocaso,
buscando el último secreto de aquella cicatriz:
nostalgia nueva de algún tacto colmado de desdenes.

Ya se oculta mi lengua en esta magia,
ya, mi alma da su errante luz,
sin amo, al turbio cielo.

Dime, gloria de entonces,
quién las manos me ata, quién me hizo árbol.
Dime luego, de nácares vestido,
quién me hiere la esperanza, haciéndome beber,
el último reproche de esta lágrima.

1 comentarios:

Esperanza dijo...

Felicidades por este poema, me parece muy evocador y me ha gustado las imágenes que sugiere y felicidades también por el galardón.