PINCELADAS Y TRAZOS: MARIANO BENLLUIRE











Con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Mariano Benlliure,
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando reúne un importante conjunto de obras del escultor valenciano (un cincuenta por ciento de ellas se exponen por primera vez en España). La exposición, que abarca todas las facetas de la obra del artista, sirve como colofón de las actividades realizadas para dicha conmemoración.



La celebración se inició con la actividad ‘Itinerarios por Madrid. Mariano Benlliure. 1862-1947’ organizada por la Comunidad, en colaboración con el Ayuntamiento de la capital, un recorrido por los múltiples y emblemáticos monumentos que adornan la ciudad, realizados por el genial escultor.


Estamos rodeados de obras de Benlliure, pero las tenemos tan asimiladas con la imagen de la ciudad de Madrid, que forman parte integrante del paisaje y apenas reparamos en ellas. Y es que no hay barrio esencial de la capital, o cementerio importante en donde no se encuentre su huella. Un paseo por el centro de Madrid nos lleva a recorrer su propia carrera artística, desde sus obras más iniciales como Barbara de Braganza o el excepcional monumento a Mª Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII y madre de la reina Isabel II, ubicado delante del Casón del Buen Retiro.



La obra de Benlliure es muy amplia y de gran variedad. El artista dominó todos los materiales, géneros y técnicas de la escultura; desde la infancia modelaba figuritas en cera para las monjas de su colegio y en chocolate para el pastelero de su calle.
Con catorce años le encargaron, para la ciudad de Zamora, la realización de un paso de Semana Santa El descendimiento; lo realizó en su casa sin caer en la cuenta que a la hora de sacarlo, no salía por las puertas; se tiró un tabique y seguía sin salir viéndose obligado a dividirlo en tres partes y, posteriormente, unirlo. Llegó a producir 4.000 obras, entre las que se incluyen bocetos, apuntes, carteles, dibujos y pinturas. 
 





Destacan los encargos de monumentos públicos y funerarios, que llegan a sumar un centenar en todo el mundo. Por ejemplo la alegoría de la música perteneciente al mausoléo de su amigo el tenor de Julían Gayarre, o el Panteón de la familia Falla y Bonet en el Cementerio Colón de La Habana, dentro del género funerario,



 Un tema presente en la producción de Benlliure, es la tauromaquia, de hecho, con tan solo seis años modeló su primera obra Frascuelo entrando a matar. 
La exposición dedica una sección al mundo taurino; resalta el grupo Conducción de una corrida, donde el escultor fijó en el bronce el movimiento de seis toros y cabestros conducidos por el mayoral. También el cartel de la primera corrida de la Prensa que pasó a manos de un espectador al ser agraciado en la rifa con este premio.
En el espacio “Artes decorativas” se reúne una amplia variedad de piezas: abanicos, jarrones, espadas o máscaras,  en su mayoría inéditas, de variados materiales como plata, cerámica, porcelana... en todos y cada uno de los objetos expuestos destaca la minuciosidad, maestría y versatilidad del trabajo del escultor.

Las dos últimas salas dedicadas a los “Retratos” ofrecen una selección de representaciones de la familia real, la aristocracia, intelectuales, artistas y familiares del artista.











La sección dedicada a “Monumentos, bocetos y proyectos y arte funerario”, muestra la forma en la que el artista gestaba y formalizaba sus proyectos monumentales, a través de una selección de diseños y modelos, entre los que cabe resaltar el Boceto de la Estatua Ecuestre de Alfonso XII para el monumento ubicado en el Retiro.

Mariano Benlliure. El dominio de materia, reúne 51 obras que se pueden visitar y  disfrutar hasta el próximo 30 de junio. Posteriormente, la muestra viajará a Valencia. Ambas regiones están estrechamente vinculadas a Mariano Benlliure, pues si Valencia fue su ciudad natal, en Madrid residió gran parte de su vida, tuvo su estudio y acometió el mayor número de encargos oficiales y privados.  Una curiosidad: Benlliure no habló hasta que cumplió los siete años.
 




1 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyendo esta reseña apetece ver la exposición, así que seguiremos e consejo de Pilar, y nos acercaremos para disfrutar de la obra de Benllure.