TAF SE MUEVE: FUNDACIÓN MANUEL BENEDITO



La salida de este mes la hemos dedicado a conocer la Fundación Manuel Benedito.

Constituida en octubre de 2002 por iniciativa de Vicenta Benedito, sobrina e hija adoptiva del pintor, tiene como finalidad principal la difusión y el estudio de su obra así como la exposición de los fondos disponibles, para ofrecer una panorámica de la pintura de Manuel Benedito, y la colaboración con otras personas o instituciones que tengan relación con la obra y la época en la que vivió el artista.

La colección se ubica en un espacio construido en el lugar donde estuvo la casa-estudio de Manuel Benedito desde 1927 hasta su fallecimiento, calle Juan Bravo nº 4 de Madrid, y que en la actualidad es la sede de la Fundación. 

Seguramente todos habíamos pasado por delante antes y, sin embargo, no reparamos en ella. 

Pintor con una sólida formación técnica, mantuvo siempre un ideario estético fundamentado en la admiración por la tradición pictórica española. Influenciado en su juventud por el luminismo sorollista, interesado por temas costumbristas, paisajes, bodegones, sobre todo es conocido por su faceta como retratista. Hasta su muerte, en 1963, gozó de una elevada consideración crítica.

Manuel Benedito fue doblemente académico, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y de la de Nobles Artes de San Carlos de Valencia, llegando a ser director de la primera. También fue nombrado asesor artístico de la Real Fábrica de Tapices (1918), caballero de la Legión de Honor Francesa (1919), miembro correspondiente de la Hispanic Society de Nueva York (1925), o vocal de la Academia Nacional de Bellas Artes de Lisboa (1935), además de la importante Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, una de las más altas distinciones que otorga el Estado Español.

Después un aperitivo para recuperar fuerzas a base de tapita de jamón, salpicón y cervecita y llegar hasta el restaurante donde celebramos la comida mensual, que en esta ocasión ha sido en el mismo Vía, 22.
 

Café, tarta y heladitos para rematar la comida. Y antes de acudir a la tertulia donde nos reunimos con el resto de los compañeros, dimos un paseo por la Plaza de San Cayetano para rebajar tanto exceso. Sin olvidar hacer un alto para la obligada foto testimonial.

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