CON NOMBRE PROPIO: MARISOL MARIÑO






ESCRIBIR

Escribir, escribir ¿para qué?, dijo el poeta; lo que piensas seguro que ya lo ha dicho alguien y posiblemente mucho mejor que tú. La frase no es literal, pero esa era  la idea.
Cuando tengo la intención de escribir, es lo primero que me viene a la cabeza, y entonces pienso “¿para qué? acaso crees que algo de lo que digas, será nuevo, interesante, ameno”. Me respondo que no, y no inicio el trabajo.
En algún lugar escondido de mí ser existe un gusanillo que remueve mis pensamientos y dice:
–¿Qué importa lo que digas? ¡Dilo! Habla de lo que piensas, de lo que sientes, de lo que temes. Cuenta lo que te gusta, lo que deseas, aquello que amas, lo que detestas.
Exprésate, me dice, como eres. No creas que lo que escribas resultará estupendo, ni gustará muchísimo, ni pienses un segundo que podrás llegar a ser famosa. Pero... puede existir una persona, tan solo una persona a la que pueda gustarle o quizás ayudarle, tal vez interesarle tus escritos. ¿No te parece que eso sería suficiente?
La lucha sigue abierta entre el “gusano”  y yo.
–¿Sinceramente crees qué puede existir esa persona?
–¿Por qué no? insiste, cabezota.
–¡No puedes estar seguro de ello!, le contesto airada.
–¡Y no lo estoy, ¿pero no te sientes bien cuando lo haces?
–Sí, digo sin mucha convicción.
–Pues ahí está. Ya existe al menos una persona a la que le viene bien que escribas: TÚ.
Me quedo pensativa y sonrío, quizás tenga razón el “gusanillo”...
Y me digo bajito:
¡Ponte a escribir, que merece la pena!

1 comentarios:

Arvikis dijo...

Estupendo Marisol. Adelante.Un abrazo
Javier