TAF SE MUEVE: MUSEO SOROLLA

La mañana primaveral nos sorprendió con ventoleras y nubes revoltosas, que refrescaron el ambiente, sin impedir que nos diésemos cita en el Museo Sorolla. 

Situado en el barrio de Chamberí, el museo fue creado por deseo de su viuda, Clotilde García del Castillo, que en 1925 dictó testamento donando todos sus bienes al Estado Español para fundar un Museo en memoria de su marido. 



Antes de entrar al palacete nos entretuvimos en el jardín, diseñado por el pintor, y presidido por su busto. 
Las plantas estaban preciosas, rosas, rododendros, camelias, geranios, calas... 



Era inevitable hacerse la foto disfrutando de la vegetación y de la fuente cantarina.


El Museo está en plena remodelación y actualmente cuenta con una tienda donde poder adquirir recuerdos y diversos objetos decorados con temas de cuadros del pintor.


La visita empieza pasando por el patio cordobés y entrando en la cocina con su colección de cacharos de cerámica: bediteras, platos, cántaras...



La exposición temporal "Sorolla tierra adentro" muestra paisajes de diversos lugares y rincones de España.


Destacan obras sobre Valencia, en clave sensual y optimista y, sobre todo, Castilla, sobria, austera y trascendente, se erigieron sobre el resto de los paisajes como la imagen moderna y verdadera de España.


Los paisajes “tierra adentro” de Sorolla que se exponen aquí se enmarcan plenamente dentro de las corrientes que suman a la experimentación de la pintura al aire libre, una importante carga ideológica y auténtica, alejada del romanticismo.


Finalizada la ronda por las obras temporales, bajamos para disfrutar, una vez más, de las permanentes.



Además de cuadros, la familia reunió otros muchos objetos que son el antecedente de las otras colecciones que el Museo contiene. Destacan las de escultura, cerámica, joyería popular, fotografía antigua y un importante archivo de la correspondencia que el pintor recibió en vida.




Si los cuadros son impresionantes, no lo es menos el marco en donde están ubicados, una sala enorme, con útiles del pintor, esculturas, tablillas...

 
La luz entra a raudales embelleciendo aún más, el recinto, aunque antaño todavía era más luminoso este estudio al tener un gran ventanal en el lado izquierdo, que pudo hacerse al contar con el permiso de la propietaria de la finca colindante, doña María Guerrero, que se jactaba de “prestar la luz a Sorolla
También había dos ventanas más al frente, que ahora están cegadas y cubiertas por cuadros, al haber otras construcciones alrededor de la casa museo.    


Sorolla es considerado el pintor de la luz mediterránea que supo plasmar e interpretar como nadie, aspecto de su pintura que no deja de impresionarnos en cada visita. Fue un pintor que conoció el éxito en vida, como atestiguan sus numerosos premios. 



Y en este precioso oasis en la ciudad, vivió y trabajó hasta el fin de sus días con su mujer, Clotilde, y sus tres hijos: María Clotilde, Joaquín y Elena.



Y llegó la hora del aperitivo que tomamos en la plaza del pintor Sorolla, precisamente, en el Esmeralda, un bar de esos de "toda la vida".



Cerca de la plaza, en Santa Engracia, fuimos a parar a Casa Benito, un restaurante de renombre; en sus paredes cuelgan multitud de
premios y reconocimientos para el establecimiento y su dueño; a éste, según nos comentó uno de los camareros, proximamente se le concederá la médalla al mérito del trabajo. 



Terminamos tomando café, ya en la Guindalera, en ese local que le gusta a Alejandro, por los chocolates tan variados y exquisitos que elaboran, aunque el que tomamos era especial, sin azúcar, para los más dulces.

Y bien comidos y contentos nos llegamos a Vía 22, para reunirnos con el resto de compañeros y hacer nuestra tertulia semanal.


0 comentarios: