TAF SE MUEVE: IMPRENTA MUNICIPAL

En una mañana otoñal, luminosa y agradablemente cálida, el fiel farolero nos aguardaba a la entrada de la Imprenta Municipal,  donde nos citamos para ver la exposición "Letras Clandestinas" enmarcada entre 1939 a 1976.



 




La muestra  comienza con los libros proscritos, secuestrados y denunciados, los libros y revistas impresos en clandestinidad, y los folletos camuflados con cubiertas falsas. También prensa periódica, boletines de partidos y sindicatos, de movimientos ciudadanos, estudiantes universitarios, mujeres, barriadas, empresas, asociaciones católicas, jóvenes o soldados.          

 











Después muestra los medios utilizados para imprimir: minervas, ciclostiles y vietnamitas, las fotografías de los aparatos de propaganda incautados por la policía y la grabación de un espacio subterráneo de la época.


A continuación la exposición se centra en las letras escondidas (mensajes cifrados, cartas troceadas, sellos disimulados en diversos objetos, carteras de doble fondo, documentos falsificados) y a las letras cautivas: periódicos hechos a mano en las cárceles, poesías, cartas e informes doblemente clandestinos.


También se detiene en las letras panfletarias y efímeras: hojas sueltas, octavillas, carteles y pegatinas, así como incluye las letras vinculadas a la música (programas de mano de conciertos), a las artes plásticas (letras en grabados, carteles o serigrafías) y al espacio urbano con las pintadas en muros y paredes.


Durante este momento histórico de cerca de cuarenta años, libros, folletos, publicaciones periódicas, boletines, pasquines y todo tipo de mensajes no admitidos por el Régimen se veían abocados a su producción, distribución y lectura de forma clandestina. 


Se trata de un tema abordado de forma parcial en contadas ocasiones, ahora planteado como fenómeno histórico y estudiado con técnicas historiográficas científicas para, de esta forma, rescatar del olvido estos materiales pertenecientes a una época convulsa de la historia de España.


Finalizada la visita hicimos un alto para decidir dónde tomábamos el aperitivo: en Casa Alberto y su vermut o Los Galayos y sus torreznos. Lo echamos a cara o cruz y ganaron los torreznos.



Federico,  nuestro compañero, nos invitó; tenía motivos para celebrar y todos nos alegramos por él y se lo agradecimos.
¡Ah! como se puede ver no habíamos empezado a tomar nada, es que la foto salió desenfocada, esperábamos animados y sonrientes la llegada del camarero.








Y volvimos a debatir qué comer: fabada o migas.
Ganaron los "Caprichos extremeños" aunque los de los fogones debían estar esa mañana poco caprichosos o con escasas ganas de lucirse.







 



El café lo tomamos en la Plaza de Bringas, junto al mercado de San Miguel, en una terraza, para disfrutar del precioso día, y rememorar pasadas primaveras con un calor poco común para estas fechas. Hay que aprovechar, que pronto llegarán los fríos, o no.








Seguimos camino hacía la calle Mayor. Y en lo alto de uno de sus edificios descubrimos al otro ángel caido madrileño, al seguir con la vista las indicaciones de nuestra compañera Mª. Carmen, que también nos mostró la casa más pequeña de la ciudad. Y es que cualquier momento es bueno para hacer turismo en nuestra ciudad y conocer más sobre sus calles, historia, curiosidades, etc.











Nos acercamos al palacio de Cañete, sede del centro Safarad, a echar un vistazo a la exposición "Daniel Schinasi Neofuturista Sefardíta en el Mediterráneo,” de la que ya hicimos una reseña en la sección "pinceladas y trazos." anteriormente.
 




Madrid, entre otras cosas estupendas, tiene unos comercios preciosos, como ese dedicado al mundo de Pinocho y otro a artículos de plata. 

También rincones poco conocidos; a uno de ellos, nos llevó nuestra compañera Maricarmen: el huerto de las monjas.




El Huerto de las Monjas o Jardín Palacio O'Reilly, es un recoleto jardín en el Madrid de los Austrias; ubicado dentro de una propiedad privada, se encuentra en la calle Sacramento nº 7 y con acceso por la calle del Rollo nº5.


 


El origen de este jardín data del siglo XVII, formaba parte del Convento del Sacramento de las monjas cistercienses, el fin de este huerto era el cultivo de hortalizas, verduras y árboles frutales para su propio consumo. 
En 1972 el convento de las monjas Bernardas fue derribado y se construyeron los bloques de edificios ahora presentes. 

                                                                                                          


El jardín está dividido en calles que forman pequeños parterres ajardinados delimitados por setos con diversos árboles, entre otros un gran madroño lleno de frutos aún sin terminar de madurar, una pena. 

En la actualidad el jardín mantiene su estructura original y nada más bajar te encuentras con la fuente original llamada Fuente de la Priora, compuesta por cuatro querubines de bronce con una inscripción a los pies que delata la autoría de la obra y sitio de creación "Fonderies d´Art du Val d´Osne 58, rue Volataire. Paris.” 
Antes de abandonar el agradable jardín descubrimos que sigue existiendo en él una pequeña huerta tras subir unas escaleras, en la parte alta, que entendimos supone una muestra de su pasado dedicado a esa labor.

Y después de una jornada tan movida, nos quedaba caminar hasta Opera para tomar el metro e ir a nuestra tertulia semanal, y reunirnos allí con algunas compañeras que no habían podido asistir a la mensual salida TAF; como en ocasiones anteriores resultó interesante, fructífera y divertida. Es que ya se sabe que cuando se está en buena compañía todo va bien, aunque falle algún aspecto, como hoy la comida; ¡de todo hay que aprender! 

 

0 comentarios: