PINCELADAS Y TRAZOS: RENOIR EN EL MUSEO THYSSEN




La exposición Renoir: intimidad, primera 
retrospectiva en España en torno a la figura del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), destaca el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en sus lienzos, y que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes.


 








El conjunto reunido en el Thyssen es de casi 80 piezas más de la mitad entran en el periodo artrítico del protagonista por lo que podría considerarse una muestra de descartes, sin obras maestras. Los últimos 25 años de su vida cuando Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) tenía 50, padeció artritis reumatoide y tuvo que inventar caballetes con poleas y pinceles atados a sus dedos deformados para continuar con su vida como pintor. 

                                                 
 Una parte importante 
del recorrido está dedicada a los paisajes, un género que le servía de distracción personal.



La exposición arranca con dos salas dedicadas al impresionismo donde se muestran algunas de sus obras más icónicas, firmadas entre 1869 y 1880: Después del almuerzo (1879), un estudio del natural de Le Moulin de la Galette (1875-1876), Almuerzo en el restaurant Fournaise (El almuerzo de los remeros, 1869), Baños en el Sena (La Grenouillère, 1869) y una serie de retratos femeninos entre los que se encuentra el de la mujer de Monet (1872-1874).

 
 

A partir de 1877, Renoir se distancia de los impresionistas, cree que su fama de radicales le perjudica y él quiere vivir de su oficio. Comienza una etapa de éxito comercial y social durante la que pinta numerosos retratos de encargo protagonizados por señoras y por niños. 
Aquí destacala serie dedicada a la familia de Durand-Ruel, su galerista.

 
 

Las numerosas escenas familiares protagonizadas por sus tres hijos y su esposa dan pie a la última sala en la que se llega a la apoteosis del desnudo a través de bañistas.





Son mujeres de cuerpos monumentales y desproporcionados, a la manera de Miguel Ángel, Tiziano y Rubens. Estos desnudos fueron admirados por muchos maestros posteriores como Bonnard, Matisse, Modigliani y Picasso.



Uno de los cuadros más bellos de la colección permanente del Thyssen es Mujer con sombrilla en un jardín, un óleo de Renoir de 1875. 
Ocupa la última sala de la antológica una recreación de esta obra que intenta multiplicar las sensaciones del espectador al contemplarla. El visitante puede palpar la pintura y, con los auriculares que se facilitan en la visita, disfrutar a fondo de la recreación multisensorial.






Se puede visitar hasta el 22 de enero de 2017

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por recordarnos que todavía estamos a tiempo de admirar estas obras.