TAF SE MUEVE: CAIXAFORUM


En una mañana de sol radiante y frío quedamos para proceder a la primera visita cultural del año, destino: CaixaForum. 
Empezamos con un rápido recorrido, puesto que algunos ya la habían visitado, por la exposición
Los pilares de Europa. 

La edad media en el British Museum


Aunque los historiadores emplean los términos medieval y Edad Media con un cierto grado de flexibilidad, en líneas generales designan el período de la historia de Europa comprendido entre los años 400 y 1500 d. C. aproximadamente. Fue una época de grandes desequilibrios sociales, como ponen de relieve los elementos culturales que han sobrevivido hasta hoy. Para  la monarquía, la nobleza y el alto clero, fue una era de riqueza y de poder, de creatividad y de aprendizaje, así como de estilos de vida opulentos. La mayoría de la población, en cambio, soportó una desigualdad, una pobreza inmensas y una acusada falta de higiene.


Hoy en día, el término medieval continúa empleándose para describir algo que es bárbaro o anticuado. En realidad, este período de más de 1.000 años de historia  comportó inmensos cambios políticos, económicos y culturales, así como dio  grandes talentos artísticos y  progresos intelectuales. 
Hoy pueden encontrarse fragmentos del pasado medieval. Los grandes castillos de piedra y las catedrales dominan el paisaje, han sobrevivido obras de arte y objetos procedentes de habilidosos artesanos e incluso algunas palabras y topónimos que reflejan la vida de los pueblos de la Edad Media.



Finalizada esta primera la visita, nos encaminamos a la siguiente ¡Sorpéndeme! del "sorprendente" fotógrafo  Philippe Halsman.
La exposición se compone de una selección de más de 300 fotografías de Halsman, considerado uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX.

La muestra se nutre de las piezas más valoradas del fondo artístico familiar y presenta una retrospectiva completa de su obra, que incluye por primera vez su etapa inicial en París.


 
Leton estadounidense, llegó a París en 1932 y comenzó su carrera trabajando como fotógrafo de moda al captar la atención de Vogue y otros magacines de la época.
También de la firma cosmética Elisabeth Arden.


La exposición se divide en cuatro secciones, en las que se presenta una gran diversidad de temas como retratos, moda, puestas en escena y publicaciones.


La amenaza nazi caminaba sobre la París de 1940, pero gracias a Eleanor Roosevelt y Albert Einstein, pudo viajar a Estados Unidos en 1941 con poco más que su cámara, obteniendo la ciudadanía seis años después. 
 
Será en esta etapa cuando Halsman podrá dar rienda suelta a las fotografías icónicas que lo hicieron famoso.



 Comenzó a trabajar para la prestigiosa revista Life en 1942, llegando a las 101 portadas en 1970 y consiguiendo una difusión extraordinaria de su trabajo gracias a la publicación de fotografías de personalidades relevantes, entre otros Einstein, cuando Life le nombró persona del siglo XX.



Posteriormente será el cine y la fotografía en color que tomaron el relevo como principal soporte para la publicidad, Halsman siguió renovándose, aprendiendo y experimentando con estas nuevas técnicas. Uno de los ejemplos de esta etapa es la fotografía del vanguardista Andy Warhol, una dualizada iluminación en rojo-azul que refleja el carácter del artista.

Destaca en la exposición especialmente su performance fotográfica llamada Jumpology, que consiste en fotografiar personas famosas saltando.
Halsman siempre puntualizó en relación a todas las fotografías en las que hacía saltar a sus retratados:

En un salto, el protagonista, en una repentina explosión de energía, supera la gravedad. No puede controlar todas sus expresiones, su gesto en la cara y los músculos de sus miembros. La máscara se cae. La persona real se hace visible. Uno sólo tiene que atraparlo con la cámara.

Especial relevancia tubo su extensa colaboración con Salvador Dalí. 








Philippe Halsman murió el 25 de junio de 1979 en Nueva York sabiendo que su trabajo sentó cátedra, convirtiéndose en uno de los grandes maestros de la fotografía del siglo XX.


Necesitamos hacer un alto para descansar

Pero no podíamos irnos sin pasar por el fotocol, aunque no nos atrevimos con los saltos. 

Sí dimos un "salto" para ir a a tomar el aperitivo disfrutando de calles del Barrio de las Letras, edificios y comercios preciosos, cargados de historia. Pasamos por el palacio Tepa para ver  los vestigios que esconde de "La Fonda de San Sebastían" donde Moratín y Jovellanos tenían su tertulia, y el "Viaje de agua de la Fuente Castellana" la red que abastecía toda la zona de Atocha. Lugar desconocido para muchos de los que vivimos en Madrid, ciudad que no deja de sorprendernos, con sorpresas como esta.

Y así, por la Calle Huertas, llegamos hasta Casa Alberto; abierto en 1827, una de las barras más antiguas de las tabernas capitalinas es, en sí misma, un pedazo de la historia de Madrid. Las vetustas paredes de este negocio emblemático guardan memoria de las personalidades de todos los ámbitos sociales que la frecuentaban: dramaturgos, artistas, taurinos y toreros... En ese mismo edificio, en 1614, escribió el insigne Cervantes su "Viaje al Parnaso".

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Tomamos unos ricos torreznos, aceitunas y los magníficos callos, una de las especialidades de la casa, acompañados de su famoso vermut, y como veis ocupamos una buena parte del local.








Seguimos un poco más adelante hasta llegar a la Plaza del Ángel para comer en el restaurante GinGer, ubicado en los antiguos Almacenes Arias.
Buena comida, buen servicio y un agradable local.

Y ya solo nos quedaba el café; lo tomamos en la plaza de Benavente y... ¡peches, peches! nada especial, pero como casi no nos quedaba tiempo para llegar puntuales a la tertulia y estaba muy cerca de la parada de autobús que nos llevaría hasta Diego de León, no nos planteamos otra opción. Así que terracita y asientos peludos.


Un trayecto bien divertido con las aventuras y desventuras de Federico, y una entrevista que le hicieron por su nuevo libro "Laura a las siete", que podéis ver en nuestro facebook. 
Y es que el caso es pasarlo bien y lo hicimos durante todo el día.
Después nos reunimos con los compañeros que faltaban y seguimos con los asuntos del Colectivo y las lecturas de los miércoles, interesantes, amenas y en esta ocasión muy dulce, pues celebrábamos el cumpleaños de Celía, la veterana del grupo, que llevó una enorme bandeja de pasteles, de los que fuimos dando cuenta entre charlas y relatos.












       














 










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