TAF SE MUEVE: "REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO"





En una mañana que pronosticaban lluviosa, fría y ventosa, sin lluvia, frío ni viento nos dimos cita en La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, como en otras ocasiones, para visitar  en este caso la exposición temporal, recién inaugurada que está dedicada a Manuel Alcorlo. 
 

El artista próximamente cumplirá 85 años y sus manos, parecen sacadas de un cuadro de El Greco, las manos de uno de los más excelsos dibujantes de los últimos 100 años en España pero, además, es un indiscutible ilustrador, pintor, grabador, muralista.


A Manuel Alcorlo es imposible encasillarlo en ningún estilo definido, en ningún 'ismo', determinado no porque no pudiera hacerse, sino porque los ha superado todos y todos con éxito.
Ha hecho realismo academicista, dibujo de manera magistral y desde ahí todo una panoplia de arte personal y reconocible.
Este hombre prodigioso, infatigable y un punto burlón ha creado imágenes naif como pocos artistas lo han hecho en España, hasta otras tan desgarradoras como el drama de los inmigrantes, magníficamente reflejado en su óleo "Naufragio".
También en sus obras conviven las destrozonas y los tancredos y hasta un rey, el del "chapapote", con una divertida corona amarilla, dándoles ese punto de humor y sátira que le caracteriza.















En la exposición no solo se pueden ver varias decenas de obras "grandes" que van desde los años 60 hasta ahora mismo, están también presentes incontables cuadernos que Alcorlo guarda.  



Alcorlo dice que "dibujar es algo que hay que hacer todos los días". Y así lo ha hecho durante décadas. De esa disciplina salen esas páginas que cuelgan en un rincón de la sala, en todas ellas desde la primera a la última, ha dibujado diariamente cosas variopintas, a veces, complejas y trabajosas.
Es una delicia poder contemplar sus cuadernos de distintos tamaños. Un montón de dibujos que llaman la atención por su temas tan diferentes, como paisajes, apuntes, esbozos, para los que utiliza todo tipo de técnicas a lápiz o pincel, carboncillo, pinturas, tintas, acuarela, acrílico. Es una parte muy entretenida de la exposición pues puedes pasar horas observando cada detalle.

Especial mención para la sala en la que se cuelgan retratos de su familia, en muy diferentes estilos, todos ellos impresionante por una u otra causa, pues se puede captar parte de la personalidad del retratado. 
Una de las exposiciones monográficas más importantes de los últimos años en España, porque en ella está toda una vida dedicada al arte, a la belleza y a las ganas de vivir. Toda su vida.

Encantados con lo que habíamos visto y mientras terminaban de ver la exposición las más rezagadas, posamos ante el cartel, en el que artista aparece con su gato, una original imagen para el cartel, en la que Alcorlo resulta tan cercano y natural.
Y  después de pasar por la tienda del museo y echar un vistazo salimos dispuestos a buscar un lugar en el que tomar el aperitivo.

El paseo era agradable y no tardamos en encontrar un sitio, "La Cruz del Malta", en la calle de la Victoria nos acogió con su vermú de grifo, muy castizo, acompañado de una buena ración de bravas y morcilla de Burgos con pimientos de padrón. De lo que dimos buena cuenta en poco tiempo, el justo para esperar a que nuestro compañero Alejandro se uniera al grupo.
Más animados nos dedicamos a ver restaurantes para comer, como en la zona existen muchos lugares, aunque en los primeros que entramos no había mesa, de todos los que visitamos terminamos eligiendo "En busca del tiempo", que frecuentamos todos los años desde que Javier Buenos nos lo enseño.
Otro aperitivo, esta vez con sidra y chistorra y un rico menú a elegir que degustamos en el comedor de arriba, rodeados de relojes y agradable ambiente, aunque un tanto ruidoso.
Después de los postres decidimos tomar café en otro sitio y nos acercamos al Hotel Urban, no solo por su delicioso café y las trufas que le acompañan, sino por disfrutar de su exposición de tallas y objetos realizados en Papúa Nueva Guinea, que también nos gusta visitar de vez en cuando, pues suelen ir cambiándolos. 


Y antes del café, un pasito por la terraza, para contemplar bajo el cielo plomizo el atardecer en Madríd, desde arriba, con sus tejados, torres, cúpulas, etc.  

 

Como siempre, se nos pasó el tiempo sin darnos cuentas, y poco pudimos disfrutar de la tranquila cafetería, viendo la calle a través de los frascos con algas que decoran sus ventanales, pues ya casi nos estaban esperando el resto de compañeras para celebrar la tertulia semana en nuestro lugar habitual. 

En la reunión,  charla, comentarios, lecturas, correcciones, etc. etc. hasta terminar la tarde, como siempre en buena compañía. 
Y esto es todo lo que nos deparó la salida mensual, que siempre resulta agradable, interesante y enriquecedora en muchos aspecto,  aunque en esta ocasiones, como suele suceder no pudimos estar todos. De cualquier modo y como siempre terminamos el resumen con palabras de gratitud, pues es bueno darse cuenta de que formamos grupo muy bien avenido y que compartimos algo más que folios y cuentos, y eso hay que agradecerlo.  GRACIAS






















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