INSONDABLE MAR
Kou
El gran
océano venia a descansar al atardecer lamiendo con suavidad la playa de arenas rojizas,
como pintadas por algún talentoso artista. Una figura delgada bajó ágilmente
por las dunas, se quitó la ropa y se introdujo rauda en el agua. Nadó
vigorosamente en ese apacible mar que le acogió con ternura hasta que el sol
fue escondiéndose entre densas nubes. El viento se agitó y fue encabritando el
oleaje poco a poco. Luego comenzó a ulular con silbidos agudos y las volubles
olas grises se batieron furiosas, como en una batalla religiosa tratando de
imponer sus razones únicas e inexorables. La espuma blanca y brillante se
encrespó, culebreando incansable cual caballo desbocado en una enloquecida
danza. Las amenazantes nubes cargadas de estruendos dejaron oír sus gritos
desgarradores. Pronto cielo y océano se fundieron en un todo líquido y gris. El
cuerpo fue arrastrado al baile infernal de las olas y vapuleado como un objeto
inanimado y el mar, ávido de nuevas tragedias, puso fin en un instante, a toda
lucha por huir de sus designios y la figura fue tragada en su seno
inexorablemente.
Cuando el
mar, cansado de batallar una guerra inútil se dulcificó, volvió arrastrándose
serenamente hacia la playa donde depositó, con mimo y casi avergonzado, una
pálida y rota figura que quedó allí tendida, inerte ya hasta el final de los
tiempos, mientras las olas juguetonas la acariciaban acentuando su trágica
soledad.
Fin
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