SOL-MAR V (final)

 


Y con estos terminamos de publicar los microrrelatos participantes en el juego

LAS AMANTES DE MI ESCALERA

En mi escalera, vivían cuatro mujeres conocidas por todos. Su fama traspasaba nuestra ciudad llamada El Meridiano de San Lorenzo. Decían que eran las mejores amantes del país y, a nuestro edificio le llamaban el Paraíso.

Venían los hombres del mercado y sus amigos buscando afectos y caricias, hasta el día que apareció la policía a detenerlas junto a sus clientes. Uno saltó por la ventana, como si fuera un héroe de película. Las mujeres y unos cuantos hombres intentaron huir, pero los policías les dispararon para impedirlo. Las balas acabaron con las famosas amantes de mi escalera.  

Sus ojos quedaron ciegos para siempre y sus cuerpos helados fueron introducidos en ataúdes. Todos los hombres de la ciudad les rindieron homenaje, acompañándolas, en silencio, hasta el cementerio.

 Carmen Baranda


  NOTICIAS DE PARAISO

 Tengo que escribir a toda prisa la crónica del día, la del crimen del mercado,

Está difícil la tarea, porque los hechos son aún muy oscuros y ya hay quien habla de magia negra: han encontrado a una mujer muerta, tirada en los soportales, sobre el extraño dibujo de un meridiano. En el pelo le habían colocado una flor de girasol (totalmente inusual en esta época del año) y a su lado una cesta de melocotones hacía guardia.

No dejan de llegar datos a la redacción y aún estoy a tiempo de añadir más palabras a la noticia, aunque la foto es tan buena que hablará por sí misma en la portada: el comisario como un héroe posa junto a los ataúdes de los asesinos.

Mª Begoña Peña


   86 PALABRAS

 Esta es la crónica sentimental de las mejores palabras en el mapa de los afectos.

Mientras el temblor del héroe crecía al verla mujer de la escalera bajar junto a los grandes ciegos que llevaban los tres ataúdes blancos, producto del crimen perfecto según las últimas noticias, el mapa se teñía de rojo.

Un tiempo de espejismos posiblemente llegado desde el mismo paraíso, transformó en infamia la marca proyectada del meridiano.

A todo esto la mujer del mercado seguía comiendo sus melocotones helados.

Lui Antonioli

 

 

 


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