ENERO
Mediodía de Enero. Bordean el camino
Cardos grisáceos, duros, con la cimera azul.
En la gracia redonda de la flor, las avispas
Con la miel escondida sorben vientos y luz.
Planta que todos cortan y que nadie bendice,
Cardo de ramas ásperas que nunca podrán ser.
Almohada de cansados o comida de hambrientos,
O adorno entre el cabello blando de una mujer.
Cardo que el campesino agrio y brusco, aborrece:
Yo sé que tú la entraña tienes honda de miel
Y para que perdonen los hombres tu aspereza
En la flor celeste la das a conocer.
Ha de llegar alguno que la comprenderá.
Ha de paga un gesto de amor, la indiferencia
Deja que pasen miles que no entienden tu seña.
Ceñuda de la turba que trota sin mirar.
Cardo de entraña dulce que estalla en la corola
De terciopelo vivo. !Dios bendiga tu afán!
Y dé en la primavera a tu señal de gracia,
El azul más azul de los cielos y el mar.
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