FEDERICO FAYERMAN, NUEVO GALARDON

CERTAMEN DE RELATOS CORTOS MUNDOSENIOR 2010-2011.
1º premio Mª José Béjar "Una decisión acertada"
2º premio Federico Fayerman "El Baile"
3º premio María Castell "Carta a Julián"
Los premios ya sabes viajes a Canarias, Mallorca y Benidorm.

Desde este espacio queremos felicitar a nuestro compañero Federico Fayerman, por haber conseguido alzarse con ese 2º Premio de Relatos Cortos Mundosenior 2010-2011, y por el viaje a Mallorca que lleva aparejado, esperando que disfrute de la belleza de la isla. y pase unos días divertidos e inspiradores. A continuación podéis leer el relato que le ha hecho merecedor del galardón.

 
EL BAILE
Solo son unos cincuenta, pero entre todos suman más de tres mil quinientos años.
Bailan, giran alternamente, ora a la derecha, ora a la izquierda, sin perder el ritmo. Las manos, subiendo y bajando entrelazadas y los codos, apuntando amenazadores. Bailan hombres con mujeres y mujeres con mujeres, llenando la pista de baile del hotel de vacaciones de la llamada tercera edad. Bailan, sonrientes ellas y graves ellos. Muchos ríen y vocean, pero en el bullicio muy pocos alcanzan a entender esas voces y esas risas. La música lo envuelve todo, lo aturde todo, provoca un paradójico estado de levitación colectivo entre festivo y dramático. Mujeres con vestidos sueltos, blancos, rojos, de flores, con lentejuelas y brillos. También algunos grises con lunares y azules y pardos. Hombres en mangas de camisa arremangadas. Y todos machacando incansablemente el suelo de baldosas que parecen quejarse con agudos chirridos.

La de Fuenlabrada”, un metro cuarenta, falda negra y blusa blanca, pelo muy corto y teñido, bucea bajo una marejada de brazos, buscando pareja y ahuyentando su soledad. Las dos hermanas extremeñas, abrazadas y serias, orbitan la pista de baile. No se pierden ni una pieza. Desprenden olores e imágenes de añoradas fiestas de pueblo. Irene y Luis, abrazados en medio de la pista recuerdan los momentos felices vividos juntos desde hace tantos años… Y Juan, que no sabe bailar, se desabrocha el cinturón, se baja un poco los pantalones en medio de la pista e imita a Cantinflas.
En las mesas, los que no bailan aplauden.
Suenan pasodobles, chachachas y rumbas y avanzada la noche sobrevuelan los pajaritos. Después ataca el Coyote Dax rompiendo la cadencia de varias piezas lentas y agarradas.
Son hombres y mujeres, que milagrosamente recargan las baterías de sus ya gastados cuerpos, cansados a lo largo de muchos años de trabajo pero que se resisten al sillón frente a la tele o a la mesa camilla y las labores.
La rubia lleva una falda roja, zapatos de tacón también rojos y unas gafas de culo de vaso. No levanta ni metro y medio del suelo, pero transmite la fuerza de una locomotora. También ha pasado toda su vida trabajando. En el campo, de joven y después en la ciudad, limpiando y fregando a destajo. Presume de ser universitaria aunque sea a través de los títulos de sus hijos.
Son cincuenta personajes, que con cincuenta historias casi paralelas han dedicado su vida, primero a sus padres y después al porvenir de sus hijos, olvidándose en muchas ocasiones de vivir su propia vida.
Pero esta noche la música se interrumpe antes de tiempo. Uno de los cincuenta corazones amenaza con dar por terminado su particular baile. Su trayecto ha sido largo y accidentado en la cuesta arriba y sereno aunque intenso, en la busca de una prórroga feliz.
Cuando la sirena de la ambulancia se disipa en la oscura noche es como si jamás hubiera sonado. Por eso cuando la música de pronto resucita, la rubia de rojo sigue bailando despreocupada, “la de Fuenlabrada”, desde hace años sola, sigue buscando pareja para esa noche sin pensar en el qué dirán, por eso a Juan no le importa que se rían de sus pantalones caídos. Por eso, cuando llega una nueva noche y regresan de la excursión de turno, con los deberes hechos durante setenta y tantos años, los cincuenta hombres y mujeres, que suman más de tres mil quinientos años entre todos, tratan de arrinconar su propia vida pasada, encerrarse en el mundo que les rodea y saborear el trozo de futuro que aún les queda por recorrer. Y bailan y giran, ora a la derecha, ora a la izquierda y entrelazan sus manos y levantan sus codos. Y ríen sin parar.

Federico Fayerman Martínez

2 comentarios:

PILARA dijo...

Muchas felicidades, compi. Estupendo trabajo merecidamente valorado. Ahora, a disfrutar del premio.
¡Buen viaje!

Graziela dijo...

Enhorabuena Fede. Espero que en esas mini-vacaciones de premio, también tú aproveches para bailar.
Besitos con ritmo