TAF SE MUEVE.

ÚLTIMA VISITA DEL CURSO: LOS FRESCOS DE GOYA EN LA ERMITA DE SAN ANTONIO


Esta ha sido la visita del verano, con la que cerramos el curso. La mañana, soleada y fresca, animaba al paseo y desde la estación de Príncipe Pío llegamos por el Paseo de la Florida hasta la Ermita de San Antonio. Tiene la declaración de Monumento Nacional desde 1905. Es un pequeño museo con un significado muy especial; al valor artístico de las pinturas murales que la decoran, se suma el valor conmemorativo que le confiere el albergar los restos mortales de Francisco de Goya desde 1919.  
Habíamos reservado hora y mientras llegaba Theo, uno de nuestros Cicerones personales, pudimos ver el magnífico audiovisual que explica cómo el insigne artista realizó las pinturas, que culminó en solo tres meses de trabajo. Es muy interesante ver la preparación de las paredes para poder pintar al fresco sobre ellas, y de ahí la premura del trabajo. A continuación nos documentamos sobre el tema representado, los motivos y los detalles del mismo.
Finalizado el pase de la filmación, pudimos admirar la bóveda, que impresiona por su profundidad, y nuestra compañera, Lui, nos comentó detalles arquitectónicos del templo diseñado en estilo neoclásico, entre 1792 y 1798, por el italiano Felipe Fontana.  
Los espejos, situados en lugares estratégicos de la Ermita, permiten observar los detalles de cada zona, con una luz preciosa que nos hizo deleitarnos en su contemplación.



Desde los bancos del fondo vimos con detenimiento cada parte, cada figura, las ropas, los rostros, los fondos, el cielo... dejándonos envolver por la armonía de la escena que representa un episodio de la vida de San Antonio, cuando resucita a un hombre de cuyo crimen habían acusado injustamente al padre del Santo. En la pintura, el suceso ocurre en el Madrid goyesco, en medio de una multitud que había acudido a la romería que se celebraba, y aún hoy se celebra, en los alrededores de la ermita.


Al salir, en el aledaño parque de la Bombilla, observamos un par de plataneros, árboles ejemplares por sus dimensiones y frondosidad.


Esta vez el aperitivo lo tomamos en la terraza de Mingo, lo típico: sidrina, chorizos a la sidra, cabrales y lacón.

 


Comimos en una terraza, en el Paseo de la Florida, disfrutamos de una dilatada y amena sobremesa, y desde allí nos desplazamos a nuestra tertulia habitual, en la que ya algunos compañeros se despedirían para irse de veraneo. 


1 comentarios:

Marcos Callau dijo...

No he estado y debería, para ver los restos de mi paisano. Interesante.