PINCELADAS Y TRAZOS: GAUGUIN


La exposición del Museo Thyssen-Bornemisza aborda diversas cuestiones encadenadas e interrelacionadas, en torno a la figura de Paul Gauguin, cuya huida a Tahití, donde reconquistó el primitivismo por la vía del exotismo, actua como hilo conductor de todo el recorrido. Sus pinturas icónicas se han convertido en las imágenes más seductoras del arte moderno y, además, ejercieron una influencia esencial en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX, como el fauvismo francés y el expresionismo alemán.
 
El viaje como escape de la civilización, sirvió de impulso renovador a la vanguardia, y también como salto atrás a los orígenes, a ese estado edénico, utópico y elemental que anhelaba el primitivismo.  Las escenas de la indolencia femenina que pintó Gauguin durante su periodo tahitiano reflejan cierta influencia del exotismo de Eugène Delacroix,  pintor romántico francés que fue uno de los primeros en viajar al norte de África y también un precursor en el modo de concebir la obra de arte como producto de la imaginación creadora. 
 
En los años 1880 la breve pero intensa estancia de Gauguin en Martinica, junto a su amigo Charles Laval, supuso un giro trascendental en su carrera de pintor. En esta primera experiencia viajera, frente a la espesura tropical y el encanto de sus gentes, el lenguaje pictórico de Gauguin toma finalmente forma propia.

 
 Desaparecido del mundo en el fondo de Oceanía, Gauguin se volcó en la representación de la deslumbrante naturaleza y de la cultura maorí, en proceso de desaparición, con su particular estilo sintetista construido mediante grandes superficies de color y un profundo contenido simbólico y mítico. La exuberancia salvaje de la isla se convierte en los lienzos de Gauguin en una utópica Edad de Oro anterior al tiempo o en un primordial Jardín del Edén cargado de fragancias y explosiones cromáticas. Pero los trópicos era una región donde el Paraíso y la perdición están muy próximos y, tras un progresivo deterioro de su salud física y mental, las composiciones de Gauguin se vuelven más misteriosas y siniestras. El deseado paraíso tahitiano se convierte en el Paraíso perdido. 




Cuando Gauguin llegó a Tahití, al integrar lo primitivo y lo salvaje, logró acrecentar la liberación de su creatividad. Desde su anterior periodo bretón ya tenía claro que la pintura tenía que desafiar las convenciones de la imitación naturalista y servirse de las sensaciones asociadas a la contemplación de la naturaleza a través del sueño.

En esta sección, no sólo para Gauguin sino también para artistas como Henri Rousseau o Henri Matisse, Emil Nolde o Max Pechstein, August Macke o Franz Marc la relación con la naturaleza salvaje, real o imaginaria, se convirtió en el modo idóneo de recuperar la inocencia y la felicidad, el verdadero sentido del arte. El mundo de la jungla les brindaba a todos ellos un medio para superar la crisis de valores, estéticos, morales y políticos, y saltarse los límites del lenguaje artístico vigente.
 

En tiempos de Gauguin, la atracción por la alteridad que propició el desarrollo del primitivismo se pone de manifiesto en una nueva relación de los artistas con la etnografía. El primitivismo nos conecta con el otro a través de una especie de imagen reflejada en la que contemplamos algo extraño, algo diferente Lo importante no es descubrir el sistema de la diferencia, sino la extrañeza irreductible de las culturas, de las costumbres, de los rostros, de los lenguajes. A Gauguin y a los artistas expresionistas les unió el compromiso de la diferencia, de la distancia, de una mirada “estética” frente al otro.


 

Paul Gauguin, el artista mítico que se hizo salvaje para encontrar una nueva visión para el arte se convirtió en el nuevo canon exótico para los expresionistas alemanes, los primitivistas rusos y los fauves franceses. Mientras que muchos de ellos, como Ernst L. Kirchner, Erich Heckel o André Derain, estudiaron el arte primitivo en los museos etnográficos, otros, como Emil Nolde o Max Pechstein, se embarcaron hacia tierras lejanas en busca del Otro.

Por otra parte, la pintura de Gauguin, que renunciaba a cualquier tipología anterior se convirtió en paradigma para sus experimentaciones formales. Ahora bien, mientras que para el fauvismo el primitivismo gauguiniano era hedonista y esencialmente estético, para los expresionistas alemanes, lo exótico y lo primitivo eran no sólo una excentricidad anticlásica y antiacadémica sino también una nueva manera de vivir.


A comienzos del siglo XX los artistas modernos que viajaron a países lejanos abordaron lo exótico como una verdadera estrategia de vanguardia y su principal objetivo fue buscar respuesta a sus indagaciones artísticas. La experiencia estética de Wassily Kandinsky durante el viaje a Túnez en 1905 le descubrió una pintura de factura más experimental y un colorido más brillante, esencial para el futuro desarrollo de la abstracción. Diez años después, también visitaron Túnez August Macke y Paul Klee, donde lograron descubrir la liberación de la forma y del color. Matisse, por su parte, encontró inspiración en Oriente a través del arabesco, un modo de organización visual decorativa propia del arte islámico, y Robert y Sonia Delaunay reinterpretaron el folclorismo de la península Ibérica a través de su estilo de contrastes simultáneos.


La exposición cierra con la estancia de Henri Matisse en la Polinesia francesa en 1930; allí coincide con el director del cine expresionista alemán F. W. Murnau que está inmerso en el rodaje de Tabú. Si Gauguin había planeado su viaje como escape de la civilización, Matisse lo proyectó como unas vacaciones de placer para intentar salir de un periodo de inquietud y desasosiego, pero terminó convirtiéndose en el punto de arranque de una nueva etapa artística. Los recuerdos y ensoñaciones de Tahití se tradujeron en las experimentaciones de sus años finales con papiers découpés (papeles recortados), reverenciados como la culminación de su carrera y de su principio rector baudelairiano: “orden y belleza, lujo, calma y voluptuosidad” y, asimismo, como el último soplo de utopía de las vanguardias.




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