CON NOMBRE PROPIO: PABLO REQUEJO

Esto no es un cuento de los que normalmente ofrecemos en este espacio. Es el relato de un momento único, y una bonita forma de acercarnos a la astronomía. Esperamos que os guste y poder mostrar más entradas de este tipo.


ECLIPSE TOTAL AUSTRALIA 2012.

Con motivo del eclipse total que sería visible desde nuestras antípodas en noviembre de 2012, un grupo de 5 socios de la AAM (Agrupación Astronómica de Madrid) en compañía de otros 8 acompañantes nos desplazamos hasta Australia con intención de “cazarlo”. 

* FOTO  de Pilar García: Parcialidad.

Y por fin, la mañana del 14 de noviembre, sesenta mil personas ocupábamos la playa de las 4 Millas de Port Douglas, en la costa nordeste de Queensland. La Luna iba ocultando la esfera solar mientras aumentaba la emoción de quienes nos congregábamos allí, con la esperanza puesta en que las numerosas nubes no nos fastidiaran el momento de totalidad. La luz iba disminuyendo progresivamente y tomando un tono indefinido, entre ceniciento y metálico que hacía difícil enfocar incluso los objetos cercanos. De repente nuestras sesenta mil voces enmudecieron por unos segundos en un silencio absoluto, tal es el poder de la madre naturaleza, para al siguiente momento estallar en un grito único: se estaba produciendo un hecho asombroso unos 14° por encima del Océano Pacífico, y nos sabíamos afortunados de poder contemplarlo.

* FOTO de Pedro González

El funcionamiento mecánico de los astros y la geometría permiten explicar cómo se producen los eclipses y por qué estábamos viendo esta rareza, sin embargo me temo que mi manejo del lenguaje es insuficiente para poder explicar los sentimientos que producen. Intentar transmitir sensaciones tan intensas me obliga a recurrir a la espiritualidad, bajo la sombra lunar es fácil entender por qué las antiguas generaciones los han venerado como hechos mágicos, producidos por Dioses terriblemente poderosos. Qué maravilla.
En muchas de las historias tradicionales aborígenes el Sol es femenino y la Luna masculina, los Warlpiri y los Wirangu cuentan que un eclipse solar consiste en un Sol/Mujer que se oculta detrás de una Luna/Hombre para hacer el amor.

* FOTO  de Pedro González

Un jirón de nube hizo que apenas fueran reconocibles las primeras perlas de Baily. A partir de ese momento prescindimos de las gafas que generosamente nos habían dejado los compañeros del Planetario de Madrid, y ya con los prismáticos sin filtros pudimos observar algunas protuberancias en el limbo sur del disco oscurecido del Sol. La corona estaba distribuida de manera bastante uniforme, aunque no excesivamente definida, ni muy extensa ni demasiado luminosa. El siguiente minuto fue espectacular, pero lamentablemente una nube traicionera nos arrebató el final del espectáculo y tampoco pudimos apreciar con nitidez el anillo de diamantes final.

* FOTO de Pedro González

Bueno, teniendo en cuenta el nefasto pronóstico y las intensas lluvias de los días anteriores, supongo que fuimos afortunados después de todo. Entre el grupo las impresiones pasaban por el entusiasmo de quienes veían su primer eclipse total, la relativa satisfacción de quienes solamente podíamos compararlo con el de China 2009 y la relativa decepción de quienes contaban con hasta 4 experiencias anteriores y que recordaban con nostalgia alguno mejor, como el de Níger 2006.

La naturaleza ha sido especialmente pródiga en Australia, nos llevamos en el recuerdo las exóticas formaciones geológicas, el imponente paisaje y las numerosas especies animales de Kangaroo Island, las Blue Mountain o el Kings Canyon. Memorables también el colorido de la barrera de coral y la espiritualidad que transmite el ancestral Uluru, el cual atrapa al primer vistazo y ya no permite apartar la vista de él mientras evoluciona con la luz del ocaso. Nuestro planeta es inmensamente bello y Australia se lleva buena parte de ese mérito. 

Con especial agradecimiento a Virginia Ugarte de la agencia Travelweb, sin cuya ayuda y colaboración nos hubiera sido imposible realizar este viaje.

Para documentar este artículo se han consultado diversas guías de viaje y páginas de Internet, esperamos que su lectura haya sido de vuestro agrado. Sin duda intentaremos volver a ver ese Sol negro de cuento en todos los lugares en que nos sea posible hacerlo.

Pablo Requejo

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me ha gustado mirar al cielo, y espero que algún día pueda mirarlo y reconocer las estrellas que veo.