CUADERNOS LITERARIO Nº 14. "NO EXISTE MELODÍA EN QUE NO SURJAS TÚ"




NO EXISTE MELODÍA EN QUE NO SURJAS TÚ

Metía la mano derecha entre sus piernas cruzadas y se tocaba los huevos, subía y bajaba la mano, se apretaba, pretendía sentir, volver a lo que fue: un galán, un hombre de verdad. Lucho encadenaba versos perezosamente “no existe melodía en que no surjas tú y no quiero escucharla si no la escuchas tú”  y el viajaba a su juventud, nuevamente en una pista de baile sacando a la más guapa, apostando contra sí mismo, pensando ¿se dejará llevar a la pensión?.
Lucho hablaba de un reloj inexorable, sí, solo tenía tres horas para convencer a la muchacha de turno. Vestía de alpaca y olía como un rico, solo las miedosas escapaban, la mayoría terminaban en la pensión lavándose el sexo en una palangana mientras él las miraba con descaro.
Pero llegó la última, una mujer con un hijo de otro, le ató, y el hígado hizo otro tanto dejándolo melancólico. Ya solo se permitió oír discos en la terraza “qué sabes tú lo que es querer sin que te quieran”  le cantaba desesperada Olga Guillot, entonces se le aguaban los ojos y volvía a cruzar las piernas

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