TAF SE MUEVE: TOULOUSE-LAUTREC EN LA FUNDACIÓN CANAL

Un gris y poco amable día no nos intimidó a la hora de hacer nuestra mensual salida cultural.
Con la ausencia de algunos compañeros, que por causas varias no pudieron asistir, ni el viento, ni la lluvia y menos el frío pudieron impedir que nos encontráramos en Plaza Castilla, para ir a la Fundación Canal y ver la exposición "Toulouse-Lautrec o el placer del cartel".



Henri de Toulouse-Lautrec, de familia aristocrática, nacido en Albi (1864-1901); en poco más de 20 años, produjo más de 370 litografías, 1.000 pinturas y acuarelas y 5.000 dibujos.

Con sus litografías exploró los placeres durante, la belle époque.  En estas láminas el artista halló una nueva vía para expresarse y elevó el cartel a la categoría de obra de arte. 


"Los placeres de la noche", la primera de las cuatro secciones, muestra litografías del Toulouse-Lautrec más conocido, el de “la fascinación por las bailarinas”, que descubrió cuando llegó a París, 








En Montmartre, en los cabarets, frecuentó amistades libertinas y se entregó al torbellino del cancán, las canciones licenciosas y el alcohol












"Los placeres de los escenarios", refleja la
popularización de las artes escénicas más cultas, el circo o la elegancia neogótica con la que Alphonse Mucha retrató a la actriz parisiense Sarah Bernhardt.









Cambia el tono de las obras en "Los placeres literarios" aunque no el propósito: la publicidad y darse a conocer. Son las piezas que creó Toulouse-Lautrec, y otros artistas, para promocionar periódicos, revistas literarias, libros o ferias de arte…




El último apartado, "Los placeres modernos", casi siempre con el reclamo de mujeres sugerentes, es una encantadora publicidad de productos: polvos para la cara, champán, tintas o leche esterilizada, 













Esos mensajes llegaban al consumidor de manera eficaz y directa. Estampas de la nueva sociedad.






Después del baño cultural de nuevo nos aventuramos a la calle, al viento y la lluvia, para cumplir con el tan esperado aperitivo: gambas y bocartes, (lo que toda la vida han sido en Madrid boquerones) regados con cerveza y sidra. Nada especial "La Chalana", local moderno al que seguramente no volveremos.






Se imponía tomar el metro para ir a comer como medio más rápido, aunque algunos en el grupo no les convence ese transporte. 
Como suele pasar, el metro nos jugó una mala pasada:  Las escaleras mecánicas de subida estaban averiadas. Menos mal que habíamos repuesto un poquito las fuerzas y dimos buena cuenta de los eternos tramos hasta llegar a nuestro destino, sin desfallecer en el intento.



Aunque la lluvia copiosa insistía en acompañarnos, finalmente recalamos en Wok Garden.

En la primera media hora no se escuchó la voz de ninguno de los presentes. El paseo entre plato y plato al bufete no lo permitió.
Al tercer y cuarto recambio culinario ya pudimos hablar y charlar como de costumbre de todo y de nada, pero bien comidos y en buena armonía. 

Antes de marcharnos, un alto en los columpios.

   

Animados por la copiosa comida dejamos el restaurante para  ir a tomar café en “La Manon de Juan Bravo”  bastante bueno, por cierto, y un local agradable. Repetiremos.







Finalmente llegamos a Vía 22 para trabajar un poco. Dimos por terminadas las correcciones y fue aprobada la portada de nuestro próximo libro.
Empezamos la tertulia con la lectura de los relatos correspondientes a ese día, siendo "El árbol" el tema elegido. El primero en leer fue Federico: Flores, escopetas, mucho campo y... otras cosas.
Pilar aportó un tristísimo cuento, salpicado por un intenso amarillo y el amargo aroma de las Mimosas, y con un discutido final.
Alejandro nos contó vida y milagros de un Cerezo pensante; un erudito y creemos que bipolar.
Graziela leyó el suyo,  fiel a su estilo, muy imaginativo y trascendental.
A costa de los cuentos estuvimos riendo a carcajadas, criticando, analizando situaciones y así se nos fueron las horas. Después de tanta juerga tuvimos, obligatoriamente que tomar unas cañas, poniendo con ellas el broche final a la jornada. 
Un día pasado por agua pero que a base de buena compañía y risas se nos hizo radiante.

1 comentarios:

PILARA dijo...

Muy acertadas y divertidas las explicaciones de Lui.