Con un calor más propio de agosto que de mayo, nos citamos en la Calle Serrano para visitar en Opera Gallery la exposición temporal "La niña en la mirada", de Lita Cabellut.
Opera Gallery presenta la vibrante celebración de la primavera de Lita con su primera exposición individual en la galería española.
Sus pinturas, profundamente intimistas y
viscerales cobran vida. Sus lienzos, plagados de retratos
dramáticos, contagian sensación de alegría, manteniendo una calma serena que atrae a los espectadores.
A través de su trabajo, Lita Cabellut explora el poderoso mundo de las niñas. Ella prepara todo: elige la ropa y las viste, las maquilla, compone el escenario y las poses, los acrílicos y hace las fotografías que posteriormente "interviene" para que cada pintura se convierte en un altar que celebra la inocencia de la infancia.
Lita Cabellut, nacida en
España en 1961 y actualmente residente en La Haya, es aclamada por sus
actividades artísticas multidisciplinarias, que incluyen pintura monumental,
lingüística, escultura, fotografía y escenografía de ópera.
Su historia parece ficción, los «biógrafos» de Cabellut hablan de su raza gitana, de dislexia, de una madre prostituta, de abandono, de indigencia en las calles de Barcelona hasta los 12 años que una familia la adoptó y la salvo.
Con su nueva familia su analfabetismo y dislexia fueron convenientemente tratados; descubrió su vocación artística al entrar en el Museo del Prado. Allí conoció a los maestros que marcarían su obra, sobre todo al Goya más oscuro, con el que se sintió plenamente identificada.
La creencia de Cabellut de que todos sus retratos son, en última instancia, "autorretratos", revela su viaje de íntima libertad artística en la madurez. Se ve esto también en las grietas de casi todos sus lienzos, que quizás simbolizan sufrimiento.
Lita Cabellut es actualmente una de las artistas españolas más cotizadas a nivel internacional. De ella dicen… "Que vino de la nada y ahora lo es todo".
Y no solo vimos la exposición de Lita; en el segundo piso, bajo la atenta mirada del vigilante, que en esta ocasión estaba muy relajado, nos encontramos con obras de Miró, Saura...
También Genovés o Manolo Valdés
Y muchos más artistas.
Y allí comimos, en el salón interior, porque en la terraza, que es muy agradable, no se podía estar.
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