Estoy en mi pedacito de paraíso, al sol cual lagarto haragán. Frente a mí un panorama tan bello que me quita la intención de leer. Dejo pasar el tiempo ensimismada en el mar, observando sus cambios de color, de ritmo. La soledad y el silencio vienen a romperlo las gaviotas; me sobrevuelan protestando por mi presencia en las rocas que consideran suyas. Igual que el cormorán, vigía fiel y atento, que guarda la entrada de la cala encaramado en un peñasco que se alza del agua cristalina. Entre sol, baños y ensoñaciones declina la tarde diluyéndose en violetas, en dorados… Un placer para los sentidos.
Besos con sabor a ensaimada.
Pilar
3 comentarios:
También a mi me gustaría estar en ese pedazo de paraiso tuyo, y no es raro que con esas vistas no te apetezca leer, para no perderte detalle de cada atardecer. Lastima que este año yo no pueda disfrutarlo.
Con ese paisaje en verdad se pueden marchar las ganas de cualquier cosa excepto contemplar esa puesta de sol. No te preocupes por no leer y sigue contemplando el mar. De esta amnera escribirás cosas maravillosas cuando lo recuerdes.
La del lagarto haragán es una preciosa comparación, pero lo siento, no te puedo imaginar dejándote vencer por la pereza. Seguro que entre ola y ola no paras de darle al majín. Disfruta y tómmate un trocito de ensaimada a nuestra salud. Besos calurosos
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