RELATOS ENCADENADOS, "EL LARGO REGRESO"




EL LARGO REGRESO

Por si acaso no me hubiera dado cuenta, el pitido del tren anunció que entrábamos en la estación. Cogí el equipaje, ansiosa por bajar y al poner el pie en el andén, extrañada, observé todo lo que me rodeaba. Nada me hacía recordar lo que yo tenía grabado en la memoria: la estación era nueva y bonita, ¿me habría equivocado?
-Por favor, ¿estoy en Valverde Alto?- le pregunté al jefe de estación.
-Sí señora- respondió
-No logro reconocer nada. ¿Lleva usted mucho tiempo aquí?
-Casi dos años. Esta estación de RENFE la construyeron un kilómetro más alejada del pueblo. Si quiere puedo avisar al señor Carrión, es el encargado de trasportar a los viajeros, claro que también le cobrará la venida.
En un cuarto de hora ya estaba acomodada en el coche del señor Carrión, un hombre cercano a los ochenta, enjuto, simpático, servicial y charlatán.
-¿Es usted de aquí, señora?
-De niña viví con mi abuela en la calle Esquinera.
-Ya no existe esa calle, ahora se llama Nueva Vía. Esto cambió mucho- dijo- Los jóvenes marcharon al extranjero y mandaban buenos dineros a sus familias, que lo han modernizado todo. Solo quedan dos o tres casuchas que yo creo que ni se sabe de quien son. Bueno, hemos llegado.
Caminé un ratito y divisé mi casita entre unos nuevos edificios, como si quisieran estrangularla entre los dos.
Desde una ventana desvencijada sonó un golpe propiciado por el viento. A mí me pareció un saludo por mi llegada. Y volvió a golpear. ¡No protestes más!, pronto estarás tan lindas como ellas… y serás la más joven del pueblo.

Celia Muñoz de Unzúe

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