RELATOS ENCADENADOS. "ESTAR VIVA"


ESTAR VIVA


Judith salió con la tristeza envuelta en una manta de decepción, mirando hacia arriba vio que las pequeñas nubes de la mañana habían crecido hasta encapotar el cielo, unos rayos de sol lograron colarse entre los cúmulos y se proyectaban en los tejados, sonrió, la imagen le recordaba las palabras consoladoras de su amigo Rafael —vete a la montaña, enfréntate a ella, te sentirás libre, viva, pruébalo— estuvo por coger el tren a Cercedilla, o a Granada, hasta pensó en los Pirineos. —Cuando yo era chico no había nada, nada, tenía unas zapatillas de esparto para invierno y verano. El primer traje, no lo recuerdo, pero no me impresionó, eran cosas, tu fuerza está en ti, muchacha— ¡El bueno de Rafael! Pero ella no era así, era casi vieja y aún se sentía adolescente; insegura, perdida.
La pequeña clínica que montó con tanto esfuerzo ya no era suya, Roberto se la había quedado, la casa de la playa la disfrutaban ahora él y su novia, solo el pequeño apartamento que compró de soltera le pertenecía —Estás viva, es lo único que tienes de verdad, las cosas van y vienen en la vida— le repetía machaconamente su amigo.
Unas ráfagas de viento movieron las nubes, flotando se dirigieron al norte, se abrieron claros, hoy tampoco lloverá, pensó Judith. Cruzó la calle, tenía sed, se metió en un bar, el luminoso anunciaba Cafetería Gredos. Quizás Rafael tenga razón; subir la montaña es el principio y chupó con fruición el luquete de la tónica.



Begoña de Antonio

0 comentarios: