TAF SE MUEVE: MANOLO BLAHNÍK. EL ARTE DE LOS ZAPATOS

ARTE EN LOS ZAPATOS

Con una mañana de apariencia primaveral y frío serrano  nos vimos en la calle Montalbán, 12, en la entrada del Museo Nacional de Artes Decorativas, lugar de encuentro para comenzar la salida mensual de TAF, aunque en esta ocasión no visitaríamos su maravillosa colección; habíamos quedado para ver zapatos, pero no unos zapatos cualquiera.



















Manolo Blahník nació con un don para apreciar la belleza y la habilidad de saber dibujarla, y eso es lo que se observa a primera vista en la exposición 'Manolo Blahník: El arte del zapato' que puede verse en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid hasta el 8 de marzo de 2018. 











En la muestra se mezclan 212 pares de zapatos y 80 dibujos y bocetos con piezas del museo y otras prestadas.



Se declara muy agradecido a los artífices de la exposición pero especialmente  "a todos aquellos que forjaron mi vida interior y me hicieron ser lo que soy ahora, un dibujante de zapatos", dice refiriéndose a la influencia de Zurbarán, Picasso, Goya, Rafael Moneo o Teresa de Ávila.

La exposición es un recorrido para entender la historia de una de las mayores leyendas contemporáneas de la moda. Está dividida en nueve salas temáticas que reflejan el interés por diversas disciplinas como la arquitectura y la botánica, que enriquece el trabajo de un artista transversal que es, en última instancia, un alegato de defensa y dignificación del trabajo artesano.











Ese universo  queda plasmado en las salas del museo por un ambiente en el que conviven bocetos de diseños, fotografías de moda, y objetos del más exquisito diseño, con las piezas escogidas de la colección. 










Del imaginario visual de Marie-Antoinette a la plasmación de la identidad española en la pequeña estructura de un zapato. 
España es una fuente inagotable de inspiración: el flamenco, Lola Flores, las catedrales, la rica artesanía tradicional… 
Ha vestido los pies de algunas de las mujeres más poderosas del mundo, de estrellas del cine y la música, pero lo que hace cada día es calzar a millones de señoras anónimas que suspiran por sus creaciones.

Madonna, una de sus fervientes admiradoras,  declaró que ponerse "unos manolos" era igual de placentero que tener sexo. También ha diseñado modelos para diversos espectáculos, por ejemplo, "Priscila, reina del desierto".











Este genial embajadores de la cultura y el diseño españoles, además, es un apasionado de las tradiciones y la artesanía de su país. Algo que se ha simbolizado en una sala en la que conviven sus zapatos, algunos tan famosos como el modelo Madrid o el Goya, con una silla de enea, una peineta de Lola Flores o un manuscrito de Lorca, otra de sus grandes pasiones.
 
Todos los zapatos expuestos son prototipos del número 37 que Blahnik ha seleccionado junto a su equipo entre los 30 mil pares que guarda en Londres. 

La colección nos impresionó por su variedad de formas, materiales, tejidos, colores, porque Monolo Blahník consigue hacer arte para lucir en los pies.



Nuestro calzado resultaba menos glamuroso pero,
una vez fuera, nos sentimos encantados de no haber tenido que permanecer de píe ni recorrer las salas de la exposición sobre unos tacones finos y altos, para seguir con el paseo. 









El tiempo invitaba a permanecer al aire libre y el Parque del Retiro, que veíamos a través de las verjas que lo rodean, nos llamaba a gritos para disfrutar de sus tonos otoñales en pleno esplendor. 
Así que no pudimos resistirnos y sucumbimos gustosos a la tentación.

Dejándonos acariciar por el sol a cada paso, y el aire gélido, que ayuda a mantener la piel tersa y la sonrisa firme nos fuimos adentrando por senderos tapizados de hojas. Sin dejar de sorprendernos, admiramos los colores ocres, pardos, rojizos y verdosos o las ramas semi-desnudas de árboles y arbustos. Los parterres llenos de flores de pensamiento y violas atrajeron nuestra atención, sobre todo los de la fuente de "La Mariblanca", que nos producía sensación de frío al ver caer el agua. 

 













Estaba bastante concurrido a esas horas el paseo central. Como el tiempo acompañaba fueron muchos los que se animaron incluso a remar en la barcas del estanque.


Nosotros fuimos primero a "Casa de Vacas", pero aún no habían inaugurado la exposición que queríamos ver, pues empezaba al día siguiente (error de cálculo) y pese a que algunos ya estaban un poco cansados de caminar nos dirigimos al Palacio de Velazquez, que siempre es tentador.


Allí vimos la exposición "todas las variaciones son válidas" de Esther Ferrer, una de esas muestras que más que sorprender, dejan perplejos y no entiendes en absoluto qué pretenden trasmitirte con muchas de las obras o montajes, aunque había cosas curiosas, como un precioso piano decorado con mensajes.
Lui no quiso mostrarnos su vistuosísmo, y Federico no dudo en "hacer dedos" permitiendo así que la música invadiera el espacio.
Nos encanta el interior del palacio, aunque la muestra no resultó de nuestro agrado, la visita siempre merece la pena.



Al salir pudimos contemplar los murales de cerámica, que adornan el palacio, obra de Zuloaga.

También disfrutamos de la música de un grupo de jazz que amenizaba el paseo.
Y no dimos de comer a los patos porque no llevábamos nada que echarles, aunque ellos insistían en acercarse...
 



Ya se había hecho tarde, y como en esta ocasión y por diversos motivos eramos pocos, aprovechamos para tomar el aperitivo en una cervecería del barrio cuyo local es pequeño, Cervecería Guindalera 2017, resultó un acierto, pues además de tener un servicio estupendo, la fritura de pescado y las cañas heladas nos animaron a seguir pidiendo, y entre fritos y gambas terminamos comiendo allí, y salimos encantados.
Con el café bien caliente y los dulces comenzamos la tertulia, que fue de lo más entretenida: leímos cuentos, microrrelatos, los criticamos, los celebramos; avanzamos en temas generales para la edición del próximo libro, cuyo proceso estamos comenzando y tomamos las decisiones correspondientes.
Qué os vamos a contar,  que seguimos encantados de habernos conocido y de disfrutar juntos, no solo de cuentos y risas, también de paseos, exposiciones, aperitivos y comidas. 
Nuevamente Taf celebra que seguimos estando juntos.


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